Aquella noche de María José en Cali se transformó, en un instante, de celebración a funeral. Esta historia no es la de un exceso juvenil, sino la de una trampa comercial envuelta en neón, donde la nobleza de una joven madre fue usada como cebo.
Andrés Ardila, padre de la víctima, destrozó el silencio en Mañanas Blu al revelar la desgarradora verdad: María José, que llevaba un largo periodo sin beber alcohol tras terminar de amamantar a su bebé de diez meses, tomó la decisión de participar en un reto de consumo rápido de licor. La razón de su «inauguración de volver a tomar» fue un acto de pura solidaridad.
«Mi hija tenía una amiga que económicamente estaba necesitando el dinero y ella dijo, ‘Lo hago y vamos a regalarle la plata a la amiga'».
Esa promesa de $1.5 millones de pesos, destinada a un acto noble, fue la carnada que la llevó a la UCI con muerte cerebral. El padre lo calificó como el «típico método de comercialización de trago en los bares».
El trago oscuro
El video del evento, narrado por su padre, congela el momento exacto de la tragedia. María José consumió una cadena de tragos blancos, hasta que le sirvieron el penúltimo o último: un «trago negro, un trago oscuro».
Su reacción fue inmediata, un grito de alerta y rechazo: «¿Qué es esto? ¿Qué es esto tan horrible?». Su rostro «se desfigura la cara» en ese instante. Segundos después, la joven madre, completamente sana, perdió el conocimiento, sufrió un coma etílico, se desplomó, y broncoaspiró su propio vómito.
La negligencia fatal
El tiempo, ese enemigo implacable en una emergencia, fue el segundo factor fatal. Ardila denunció una grave falta de preparación en el bar:
«En la discoteca, desgraciadamente, no había ningún tipo de de seguridad para el cliente, no había un paramédico, mucho menos una ambulancia».
Ante la inacción del establecimiento, las amigas tuvieron que sacarla a la calle, donde los taxis se negaban a prestar auxilio. Se perdieron preciosos minutos. Ardila calcula que pasaron entre 8 y 9 minutos hasta que un amigo las recogió y la llevó a la clínica, donde se demoraron 17 minutos reanimándola. El resultado: una «inminente muerte cerebral».
Actualmente, el cuerpo de María José está en Medicina Legal, donde se investiga si el trágico desenlace se debió al reto en sí mismo o a la posibilidad de que el «trago negro» estuviera adulterado o fuera de mala calidad.
El silencio
Mientras la familia de María José enfrentaba la muerte en el hospital, el bar reaccionó con una frialdad perturbadora. Silenciaron sus redes, suprimieron su página, y en un giro cínico, subieron el premio del reto de $1.5 millones a $2 millones de pesos para realizarlo de nuevo. Nunca se comunicaron con los familiares.
María José y su esposo, quien vive en Estados Unidos, ya tenían sus pasajes y carro comprados; planeaban mudarse este mes. Esa vida, llena de promesas, fue segada por un premio fugaz.
La tragedia de María José no es solo una noticia de Cali; es una advertencia nacional sobre los negocios que lucran con el riesgo de sus clientes. El padre, destrozado, concluye: «Esto es una tristeza que nos está matando realmente,» mientras clama para que la difusión de este caso evite que se repitan estos «retos peligrosos».
Por: Wilson Durán El Visitante
