Juan Carlos Useche, una de las cuatro personas encontradas con tiros de gracia y signos de tortura en una camioneta en la Autopista Norte de Bogotá el jueves pasado, era un expolicía, que estaría ligado a una oficina sicarial en el San Andresito de San José.
“Siendo patrullero en la ciudad de Cali, se le retiró de la policía en 2006 por concierto para delinquir, por vinculación en actividades de narcotráfico, estuvo preso en al menos dos ocasiones. Tenía una vida delictiva desde hace muchos años. Es presuntamente por eso que en un ajuste de cuentas macabro y criminal termina asesinado” dijo Claudia López, alcaldesa de Bogotá.
Pero además, las autoridades ya tienen claro el recorrido que la camioneta Toyota, de placas CIE-835 de Chía, realizó en Bogotá durante la noche del 18 de agosto y en donde se movilizaba Juan Carlos Useche, quien tenía negocios en San Andresito de San José como fachada de negocios de narcotráfico; Juan Carlos Sanabria , Leidy Alejandra Betancourt y un venezolano llamado Eiler José Perozo Zabala.
Frente a este punto, la alcaldesa le hizo un fuerte llamado al INPEC, ya que Perozo, de nacionalidad venezolana, tenía casa por cárcel desde el 2020 por los delitos de porte ilegal de armas y tráfico de estupefacientes.
En video es clave en la investigación del macabro asesinato. Según la Sijín la Toyota se movilizó por el norte de la ciudad aproximadamente desde las 10 de la mañana y realizó una parada a las 10:17 a. m. en una droguería ubicada en la carrera 58 n.º 137A- 30.
Luego captaron a una mujer cuando se bajaba y subía de la camioneta tras adquirir unos medicamentos. A las 10:20 de la mañana, el domo de vigilancia 3430, ubicado sobre la carrera 58 con 138 captó al vehículo mientras pasaba a gran velocidad con una trayectoria hacia el norte.
Más tarde, a las 10:30 a. m., la camioneta quedó registrada en las cámaras de la autopista Norte con calle 222, y a las 10:40 pasó por el peaje de los Andes para salir de la ciudad. Los investigadores aseguran que a las 8:20 de la noche, cuando encontraron la macabra escena, los cuerpos ya llevaban cerca de seis horas de haber muerto. Se presume entonces que el asesinato no se realizó dentro de la ciudad y que los cerebros del crimen cometieron el hecho en otra ciudad o región del país
Fuente: Boyacá 7 Días
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