La disputa por controlar uno de los principales corredores de coca entre el Catatumbo y Venezuela ha sido más efectiva para combatir a los grupos armados que todos los esfuerzos de la Fuerza Pública.
En menos de dos años, esa guerra a traición y muerte ha sacado del mapa a por lo menos cuatro de los más altos mandos de las disidencias de las Farc: Seuxis Pausias Hernández, alias “Jesús Santrich”; Hernán Darío Velásquez, alias “El Paisa”; Henry Castellanos, alias “Romaña”; y Miguel Botache Santillana, alias “Gentil Duarte”, cuya muerte se ha dado como un hecho desde este miércoles.
El otro lado de la frontera, en Venezuela, dejó de ser el búnker perfecto donde se escondían los guerrilleros y narcotraficantes y se convirtió en un territorio más donde unas 17 estructuras criminales se pelean el denominado Arco del Caribe, un trayecto por el que se mueve coca, armas y otro tipo de sustancias de a poquito y sin el asedio de las autoridades, como lo explica el experto en conflicto Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios de Seguridad y Paz.
Los que mataron a Duarte
Pese a que en la frontera se mueven varios grupos, dentro de los que se encuentran bandas que se venden al mejor postor y hasta supuestas milicias estadounidenses, lo cierto es que el poder está distribuido en tres grandes grupos: La Segunda Marquetalia -que tiene más poder por nombre que por hombres armados, como dice Rosanía-, el Frente de Guerra Oriental, del ELN, y las entonces disidencias de Gentil Duarte y Javier Alfonso Velosa García, alias Jhon Mechas.
Tras dos años de combatirse entre sí para dominar rutas, proveedores y mercado, Gentil Duarte empezó a acercarse, como en los viejos tiempos, a su antiguo compañero de insurgencias Iván Márquez, un hombre que no había logrado alianzas porque pretendía seguir con la estructura de mandos de las Farc en un ambiente que solo velaba por dinero y narcotráfico y que no estaría dispuesto a subordinarse de nuevo.
Tras enterarse de esa traición, el también disidente, Iván Mordisco, habría formado un plan para asesinar a Duarte y evitar el fortalecimiento de la Segunda Marquetalia.
Esa hipótesis, conocida por EL COLOMBIANO, fue confirmada en terreno con integrantes de los grupos armados y habitantes del sector en donde se concentran las disidencias.
Pero asesinar a Duarte no fue una tarea fácil. Al parecer, las disidencias de John Mechas y el Frente 10, comandado por alias Arturo, se habrían confabulado para tenderle una trampa al otro lado de la frontera y asesinarlo dormido, como efectivamente ocurrió.
Por ahora, los grupos de inteligencia contra el crimen organizado intentan verificar si la muerte de Gentil Duarte y Jhon Mechas efectivamente se dio, y si las nuevas reestructuraciones generarán retaliaciones que afecten a la población civil.
Mientras tanto, Iván Mordisco es el líder natural de esas subestructuras que antes estaban bajo el mando de Duarte y Mechas, quienes se caracterizaban por atraer disidencias con mandos regionales independientes.
De hecho, Rosanía analiza que esa estructura descentralizada del poder permitirá que las cosas no cambien mucho, aunque dependerá de las represalias que pueda tomar la Segunda Marquetalia.
Fuente; El Colombiano
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