Analistas coinciden en que es muy temprano para calificar la gestión del gobierno de Gustavo Petro en Colombia, aunque destacan las relaciones con Venezuela y EEUU y resaltan la importancia de pasar del discurso a los hechos, en referencia a su postura en migración y la política ambiental.
BOGOTÁ — El restablecimiento de las relaciones con Venezuela y la estabilidad en los nexos con Estados Unidos, a pesar de las diferencias, están entre los principales aciertos durante el primer año de mandato del presidente de Colombia, Gustavo Petro, en materia de política exterior, afirmaron analistas consultados por la Voz de América.A la vez, expertos señalaron que su gestión en esa área todavía tiene muchas tareas “pendientes” en temas como medioambiente, atención a la población migrante y profesionalización de la carrera diplomática.
Ronal Rodríguez, investigador y vocero del Observatorio de Venezuela en la Universidad del Rosario de Colombia, explicó a la VOA que “el mayor acierto es la recuperación de la relación”, con el vecino país, debido a que es un factor clave no sólo en el vínculo bilateral, sino incluso para la estabilidad interna, por ejemplo en el caso de la negociación del ELN en el marco de la paz total.
En materia comercial, advirtió Rodríguez, hay avances porque «se está construyendo un espacio, un piso de negociación para mantener una relación fluida». A la vez, expone, hay desafíos, en tanto «hay diálogo entre las altas autoridades de los dos países, pero todavía falta muchísima coordinación y preocupa que la relación entre Colombia y Venezuela todavía no se construya en el marco de una institucionalidad para la conexión de todos estos actores (fronterizos), sino que se limita al diálogo entre los dos gobiernos”.
Este experto señaló que de las reuniones oficiales, sólo una de ellas ha tenido un pronunciamiento conjunto. «Muchos gremios y actores de la zona de frontera y de las organizaciones sociales alegan que no están siendo partícipes de ese proceso de negociación” comercial.
Rodríguez estimó que otro punto a favor entre Colombia y Venezuela es la conectividad en los pasos fronterizos, pero subraya a la vez que uno de los grandes consiste en “cómo administrar una de las fronteras donde el flujo diario va a ser uno de los más grandes de la región y del mundo… No hay una política pública para abordar ese tema”.
A eso se suma una frontera donde aún hay presencia de actores criminales y “situaciones que demuestran que no se ha logrado un nivel de coordinación entre las autoridades».
El investigador y vocero del Observatorio de Venezuela en la Universidad del Rosario de Colombia también dijo que “el tema migratorio no está en la agenda.
«No hay una lógica, no hay un diálogo entre las autoridades sobre este tema”, indicó.
Rodríguez estima que el vínculo bilateral «se ha fundamentado en una relación personal entre los presidentes», y pese a que da muestras de estabilidad, su duración en el tiempo no es clara dado que se basa en “una relación de simpatías y de alineaciones en el corto plazo”.
Este analista opina que en ese caso las buenas relaciones bilaterales dependerán de “cómo se construye esa relación para mantenerla en el tiempo, para blindarla, para solidificar e incluso para que se mantenga después de la salida de Gustavo Petro”.
La estabilidad con EEUU
Para Sandra Borda, profesora de Ciencia Política y Estudios Globales de la Universidad de Los Andes en Bogotá, la relación de Colombia con EEUU “está pasando por un buen momento” y se está abriendo espacio “para reformar la perspectiva bilateral, en temas tan importantes, como el tema de las drogas”.
“Creo que Colombia ha iniciado un diálogo con el socio más importante que tiene en materia de política antidrogas, que es Estados Unidos, y es un diálogo que con contratiempos y con problemas y desencuentros, es un diálogo al que no se le ha cerrado completamente la puerta, desde Washington”, añade.
Ahora, habrá que esperar lo que suceda de aquí en adelante, dice Borda. “[El tema] es que Colombia logre articular una propuesta un poco más concreta de lo que siente debe ser el régimen internacional en contra de las drogas ilícitas” para encontrar en el país norteamericano y en otros socios los “aliados en la búsqueda de esa transformación”.
Por su parte, Adam Isacson, director del programa de veeduría de Defensa de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos WOLA, y conocedor de la relación entre EEUU y Colombia, afirmó que en general la relación entre los dos países no ha cambiado de manera significativa con la llegada de Petro al poder, a pesar de los “desacuerdos abiertos entre el gobierno de Biden y de gobierno de Petro”, especialmente en el tema de política antidrogas.
También resaltó que es muy prematuro medir los avances, puesto que aún faltan tres años de gobierno, que además es muy diferente al estadounidense: “El estilo de gobierno de Biden ha sido planear y ser muy estratégico y ser muy teocrático y minucioso… Eso contrasta mucho con el estilo de Petro. Es como un caos, tal vez un caos creativo, pero un caos constante… No es cuestión de derecha e izquierda, es más como operar, como manejar un gobierno”.
También insistió en que el partido republicano, mayoritario en el actual Congreso, ha tenido más reclamos y ha sido más “duro” frente a las iniciativas de la administración de Petro.
Otro malestar, además de la política antidrogas, según Isacson puede generarse con el tema de la extradición. “Con el plan de paz total de Petro de negociar con muchos criminales, narcotraficantes y queridos, buscados, por Estados Unidos, pueda llegar un momento en que no extradita al requerido por la justicia de Estados Unidos», sostiene.
“Ambos gobiernos se han esforzado mucho para mantener contactos, mantener cooperación, enfatizar lo positivo y tener una relación bastante constructiva”, agregó el experto, quien resaltó además la cooperación en temas de protección ambiental.
Con Centroamérica
Para Laura Lizarazo, analista senior de la consultora internacional Control Risks, las relaciones bilaterales de Colombia con Centroamérica han tenido una “continuidad positiva, gracias a los diferentes mecanismos institucionales de coordinación y diálogo político existentes con los países de esta región, que lidera la cancillería”.
La analista añadió que son relaciones relativamente institucionalizadas, a través Comisiones Binacionales, Programas Bilaterales de Cooperación Técnica, Mecanismos Bilaterales de Seguridad y Defensa, Comisiones de lucha contra las drogas, entre otros.
Además resaltó los encuentros bilaterales de alto nivel con sus homólogos centroamericanos. El pasado 17 de julio los jefes de Estado de Colombia y Honduras se reunieron en Bruselas para abordar asuntos de interés común como la seguridad regional y la migración hemisférica.
«También es fundamental reconocer que ha hecho falta más claridad respecto a las prioridades estratégicas de Colombia en su relación con la región, así como lineamientos de política exterior mejor estructurados para proyectar los intereses del país con socios centroamericanos”. Según señaló la analista, ha sido “absolutamente desafortunada” la designación de embajadores sin las cualidades diplomáticas para estos cargos, en países como México o Nicaragua.
Lizarazo aludió a lo que ha definido como liderazgo «personalista» de Petro en su relación con otros actores políticos en la región.
“La volatilidad de sus reacciones y el protagonismo de sus redes sociales en algunas situaciones han jugado en contra del carácter institucional, la credibilidad y la previsibilidad de la política exterior del país”, señaló.
Directamente, la experta se refiere a sus desencuentros en Twitter con los presidentes Nayib Bukele de El Salvador y con Alejandro Giammattei, de Guatemala. “Esto ha generado tensiones diplomáticas y un distanciamiento político que se traduce en la falta de direccionamiento estratégico de alto nivel para abordar de manera coordinada desafíos en materia de seguridad, comercio, industria militar y cooperación técnica”, agregó Lizarazo.
Valeria Vásquez, analista para Centroamérica de Control Risks, dijo a la VOA que incluso si continúan los enfrentamientos con Bukele a través de redes, es poco probable que éstos escalen más en cuanto a las relaciones diplomáticas o comerciales.
Respecto al vínculo con el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, a propósito del reciente fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, que rechazó la pretensión de Nicaragua de expandir su plataforma continental como reclamaba el gobierno nicaragüense, es probable que “estos conflictos limítrofes sigan resultando en ciertos descontentos, sobre todo por parte de Managua”, agregó Vásquez.
También resaltó que el hecho de que Petro esté abierto al diálogo, es un “buen paso” que puede “suavizar las relaciones”, las cuales no tienden a trascender en otros conflictos.
«Músculo diplomático»
Borda por su parte reconoció lo importancia de que el gobierno colombiano esté haciendo énfasis en los temas medioambientales y de cambio climático, aunque advirtió que estos todavía son una tarea pendiente.
«[Para lograrlo se necesita] mucho músculo diplomático”, opinó. «[Una de] las grandes falencias del gobierno ha sido justamente la de la profesionalización de la carrera diplomática”.
«[Petro] tiene muchas y algunas de ellas muy interesantes ideas en el plano de lo internacional», dice Borda. «Es comprensible por el poco tiempo que lleva en el poder un año, [que] se han constituido muy pocas en formas concretas de gestión en lo internacional», concluyó.
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