19 de marzo de 2024 - 5:53 AM
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En la mente de un asesino: el perfil psicológico de Jhonier Leal

Estoy conmovido, estoy colapsado. No sé si esto fue un homicidio o un suicidio, como lo quieren hacer ver, pero ya las autoridades nos dirán realmente qué fue lo que pasó”. Estas fueron las palabras de Jhonier Leal, en entrevista con EL TIEMPO, nueve días después de que fueron encontrados los cuerpos de Marleny Hernández, su madre, y Mauricio Leal, su hermano, en uno de los crímenes que más han sacudido al país en los últimos años.

Con total tranquilidad y casi de manera inexpresiva, Jhonier narraba los detalles que enmarcaron la sangrienta escena que descubrió el 23 de noviembre de 2021: su madre y su hermano, muertos en su propia casa, con heridas visibles de arma blanca y una aparente carta suicida.

La impresión por el trágico episodio que estaba viviendo no parecía hacerle mella. En esa entrevista medía con cautela cada declaración y se cuidaba de reiterar constantemente que estaba  colaborando con la justicia. Y aunque decía estar en “shock” y “muy afectado” por la muerte de su madre y de su hermano, con quienes además convivía en una lujosa mansión del municipio de La Calera, su lenguaje corporal simplemente no comunicaba ninguna sensación de dolor.

Así se vio, en su debut ante los medios, el hombre de 50 años que literalmente vivía a la sombra de su hermano, el exitoso Mauricio Leal, un reconocido estilista que logró fama y fortuna gracias a su trabajo y amistad con la farándula y el jet set colombiano. Su impresionante muerte y su fama viralizaron el caso – las tragedias de los famosos producen ese efecto, más en estos tiempos de redes sociales – y generaron enorme presión sobre las autoridades para que hubiera respuestas.

Menos de dos meses después, en los que se pasó de la hipótesis de que Mauricio se había suicidado después de asesinar a su madre,  y tras el allanamiento e inicio de un proceso de extinción de dominio sobre las propiedades de Mauricio por un presunto  lavado de activos, la Fiscalía finalmente imputó a Jhonier de ser el autor del escabroso crimen.

Y de nuevo los ojos del país estuvieron sobre él. Frío, sin mayor emoción, negó en la primera audiencia cualquier responsabilidad en las muertes: “Jamás hubiera puesto una mano sobre Mauricio y menos, sobre mi madre”, dijo bajo juramento.

Pero menos de un día después de esa declaración, pasadas las dos de la tarde del martes 18 de enero, pidió la palabra ante el juez de su caso y ante miles de colombianos que seguían la audiencia en directo,  aceptó los cargos de homicidio agravado y destrucción de pruebas que le había hecho el fiscal del caso.

«De manera libre y voluntaria decido aceptar los cargos a través de un acuerdo con la Fiscalía y aprovecho la oportunidad para hacer mi manifestación de arrepentimiento, pidiendo perdón antes que nada a mi familia y a mis hijos; a las víctimas y a todo Colombia, y a comprometerme en que jamás volverá a acontecer una situación de tal magnitud», dijo.

La imagen que vio el país no fue la de un hombre atribulado por la culpa o la desesperación. Acorralado por las pruebas de la Fiscalía, que desbarató una a una sus coartadas, el también peluquero tomó el camino pragmático: la fría confesión le representará una rebaja de pena, que podría ser de hasta el 50 por ciento: de una fija condena que le habría valido entre 40 y 45 años de cárcel pasará a una de 20 años, que podría reducirse incluso  a 15 años por buen comportamiento.

La mente criminal

Refiere que Mauricio, en confianza, le había comentado que su hermano mayor era la oveja negra, era egoísta, y siempre tenía rencillas con él

El caso ha conmocionado al país, pero, como lo recuerda el antropólogo e historiador Esteban Cruz Niño, la lista de crímenes en los que el asesino estaba en casa es larga.

Uno de los más recordados fue el del niño Luis Santiago, cuyo padre apareció en los medios denunciando el supuesto secuestro de su bebé y terminaría, meses después, condenado por asesinarlo. Orlando Pelayo fue condenado a más de 50 años de prisión en el 2008 por el homicidio de su propio hijo.

«La teoría criminológica muestra que varios hechos de este tipo son cometidos por parte de personas conocidas o miembros de la familia», dice el autor de ‘Asesinos en serie: Los monstruos en Colombia si existen’.

Cruz señala que algunos de los casos de parricidio que se han presentado en los últimos años se han dado en contextos con desigualdad entre los miembros de las familias, cuando unos tienen mucho más dinero que otros. “También juegan un papel importante los sentimientos que tengan los victimarios sobre las víctimas por envidias, resentimientos, pulsiones, deseos y bloqueos, a veces con los padres, por carencias, preferencias o situaciones que se repiten”, dice el antropólogo.

Según testimonios entregados por la Fiscalía, esta conducta parece estar implícita en la relación de Jhonier con su familia. En la audiencia fue presentado el testimonio de Alba Mercy Valbuena, una amiga cercana a los Leal, quien aseguró que «Mauricio, en confianza, le había comentado que su hermano mayor era la oveja negra, era egoísta, y siempre tenía rencillas con él porque era el más cercano a la mamá y el preferido de Marleny”.

Precisamente, por los sentimientos negativos, cultivados por el victimario a lo largo de su vida, en estos homicidios también se detalla mucha «violencia expresiva, que refleja un alto grado de emocionalidad”, asevera Belisario Valbuena, psicólogo forense. Esta caracterización conductual también se refleja en el material probatorio, que demuestra la sevicia del crimen.

“Jhonier le pidió hospedaje a Mauricio y a su madre, argumentando estar peleando con su esposa, para empezar a planear el crimen (…) El día de los hechos esperó a que los dos se acostaran y en una situación de completa indefensión atacó primero a Marleny, en su cama, con un cuchillo y luego pasó al cuarto de su hermano, a quien atacó con el mismo cuchillo, con tan mala suerte que se partió y tuvo que ir hasta la cocina a traer otro para rematarlo», relata el fiscal del caso.

A pesar de demostrar su sanguinario talante en cada detalle que compuso los hechos, aún hay interrogantes sin resolver del comportamiento del homicida. Por ejemplo, si la incomodidad era con su hermano Mauricio, ¿por qué Jhonier termina liquidando a su madre? Sobre el asesinato de otros familiares que, inicialmente, no están relacionados con la motivación principal del homicida, Jeisson Orjuela, psicólogo forense y quien trabajó durante 21 años para la Dijin, explica que responden a una intención de no dejar testigos.

“El criminal sabe que no puede dejar testigos y en algún momento va a sentir peligro de que va a ser chantajeado o denunciado ante autoridades, por lo que resulta matando a otra persona de la familia que puede contar lo que hizo. Pero es difícil determinar la motivación para asesinar a otro miembro de la familia. Esa causa solo se puede establecer hasta que el homicida declare”, asegura el psicólogo forense.

¿Cuáles fueron sus motivaciones?

El antropólogo Esteban Cruz asegura que existe un elemento clave en estos hechos: la motivación. “Según señalan, habría un fin económico. Al ser parte de la misma familia, el victimario parte de la idea de que hereda parte del dinero, de los bienes”.

De acuerdo con la investigación, el fiscal afirmó: «Solo tú, Jhonier, por un interés económico asesinaste a tu madre y hermano». Además, dijo que por estos hechos se le sindica de «dolo en inferencia razonable».

El ente acusador llegó a esta conclusión luego de que comprobara que, posterior a los hechos, el victimario intentó apoderarse de una parte del cuantioso capital – cercano a los 5.000 millones de pesos – que acumulaba Leal a través de su peluquería.

Según documentos presentados por los investigadores, el hermano e hijo de las víctimas realizó varios movimientos bancarios. “Inicialmente fueron cuatro millones de pesos. Luego uno por 50 millones y el tercero aumentó a 60 millones”, le reveló una de las fuentes a este diario. Parte del dinero ya se encuentra confiscado y se investiga el rastro del porcentaje restante.

¿Psicopatía?

El psicópata no necesariamente es un asesino, el psicópata es un individuo que tiene falencias en la forma como se vinculan con los demás seres. Una de estas es la carencia de empatía

Por la forma en que transcurrieron los hechos y el comportamiento de serenidad y cinismo de Jhonier, se puede relacionar con algunos perfiles psicopáticos. Así lo expuso el psicólogo forense, Belisario Valbuena, quien detalló sus características.

“El psicópata no necesariamente es un asesino, el psicópata es un individuo que tiene falencias en la forma como se vinculan con los demás seres. Una de estas es la carencia de empatía. No tienen la capacidad de sentir amor, compasión o arrepentimiento. Solamente les importa ellos mismos y solamente les importa el fin, no los medios. En el caso Leal, por ejemplo, era un fin económico; y al autor no le importó deshacerse de su familia para quedarse con su patrimonio”, enfatiza.

Sandra Patricia Parra, psicóloga especialista en investigación criminal, también relaciona el caso con patologías psiquiátricas. “En casi todos los estudios se demuestra una alta prevalencia de psicosis en parricidas. Este delito también representa el 30 por ciento de los homicidios cometidos por personas psicóticas y el 45 por ciento de los asesinos tiene trastorno o rasgos de personalidad narcisista”, señala la experta.

Frente al perfil de Jhonier, un hombre de cincuenta años que, según los investigadores, no había cometido asesinatos previos y su primer homicidio fue a miembros de su familia, Parra aseguró que es un caso poco usual pero que de igual manera puede ocurrir. “Depende de las motivaciones para la comisión del delito, de las características de personalidad, de las distorsiones cognitivas que presente el sujeto, entre otras. Ahora bien, la sevicia nos habla de la planificación del hecho, sin embargo, un sujeto puede en teoría planear cómo llevar a cabo el delito, pero no tener claridad sobre el manejo de detalles que durante la investigación criminal lo terminarán delatando”, aclara.

Sin embargo, ambos especialistas concluyen que más allá de realizar una categorización criminal, la comisión de un hecho como este no necesariamente implica que el homicida presente una enfermedad mental que explique y sea simultáneo con los hechos.

“Un sujeto en pleno uso de sus facultades puede llevar a cabo un delito de estas características y en ese orden debe responder a la sociedad y a la justicia”, puntualiza Parra.

‘No hay crimen perfecto’

“No hay crimen perfecto”, era la frase que constantemente le repetían a Jhonier durante la audiencia.

Cada prueba, testimonio y comportamiento fueron piezas fundamentales de un engranaje que terminó con la imputación de cargos y posterior confesión del homicida. Un trabajo de la Fiscalía en el que además mostró celeridad y eficiencia, pero en el cual queda un capítulo pendiente: el origen de la millonaria fortuna Leal, que durante la investigación se relacionó con el lavado de activos.

Fuente; El Tiempo

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