Francisco dice que es «escandaloso» cobrar en las iglesias por los sacramentos
Monseñor Misael Vacca Ramírez, obispo de Yopal, debería hacer un alto en sus pretensiones económicas, o las de la Curia, y seguir los pasos que está dando el Papa Francisco, quien en sus liturgias está tirándole las orejas a los sacerdotes porque se están volviendo mercaderes. Es decir a la Iglesia la convirtieron en un negocio.
Los sacerdotes amparados en la palabra de Dios y aprovechando que son sus delegados en la tierra, se están metiendo en todo: en las decisiones de Estado, en los problemas de las ciudades, y lo más grave: en la contratación, la cual también se pelean de tú a tú frente a grandes contratistas.
Para no ir tan lejos: ¿Recuerdan que una destitución de Raúl Flórez se debió a una puja por la contratación de administrativos que durante muchos años hizo el Departamento con la Curia y que a su llegada decidió dársela a sus amigos de la Misión Panamericana?
Monseñor también ha sido una de las piedras en el zapato del alcalde de Yopal Willman Celemín, a quien lo ha criticado, como muchos, por la falta de solución en al crisis del agua para la ciudad.
Hay quienes aseguran que monseñor Vacca le habla al oído al monseñor Procurador, Alejandro Ordóñez, con quien algunas veces ha desayunado y compartido temas de su simpatía: el odio por los ateos, el rencor por quienes no se les arrodillan, el rechazo a los que tienen ciertas inclinaciones sexuales non santas y a los que no participan con un buen diezmo y un buen contrato. En fin, hay quienes aseguran que monseñor no se pasa al Alcalde, no se sabe porqué, y me niego a creer que sea por falta de contratación.
Sacerdotes mercaderes
El Papa Francisco denunció durante su última homilía en la misa matutina de la capilla de su residencia, la Casa de Santa Marta, que algunas parroquias se convierten en «casas de negocio» y hacen pagar por celebrar sacramentos como bautizos o bodas.
El Papa reflexionó sobre la liturgia del día en que Jesús expulsó a los mercaderes del Templo, «porque habían transformado la casa de oración en una cueva de ladrones» y entonces denunció cómo también ahora los sacerdotes pueden causar escándalo con sus hábitos, con el comercio o la mundanidad.
«Cuántas veces entramos en una iglesia, aún hoy, y hemos visto la lista de los precios» para el bautismo, la bendición, las intenciones para la Misa. Y el pueblo se escandaliza», exclamó el papa.
Ante ello, Francisco contó cómo recién ordenado sacerdote conoció a una pareja de novios que quería casarse durante una ceremonia que incluyera la misa, pero el párroco se negaba porque decía que la celebración no podía durar más de 20 minutos porque se ocupaban dos turnos.
«¡Y para casarse con una misa tuvieron que pagar dos turnos!», y esto es «un pecado», denunció el papa.
El papa recomendó entonces a los fieles que cuando vean estas cosas «tengan el valor de decírselo a la cara al párroco».
«Hay dos cosas que el pueblo de Dios no puede perdonar: a un sacerdote apegado al dinero y a un sacerdote que maltrata a la gente«, dijo el pontífice, quien agregó que es imposible perdonar cuando «La casa de Dios se convierte en una casa de negocios».
«Cuando los que están en el Templo – independientemente de que sean sacerdotes, laicos, secretarios que se ocupan de administrar la pastoral en el Templo – se vuelven especuladores, el pueblo se escandaliza. Y nosotros somos responsables de esto. También los laicos, ¡eh! Todos. Porque si yo veo que en mi parroquia se hace esto, debo tener el coraje de decírselo en la cara al párroco. Y la gente sufre por ese escándalo. Es curioso: el pueblo de Dios sabe perdonar a sus sacerdotes, cuando tienen una debilidad, resbalan sobre un pecado… sabe perdonar. Pero hay dos cosas que el pueblo de Dios no puede perdonar: a un sacerdote apegado al dinero y a un sacerdote que maltrata a la gente. ¡No es capaz de perdonar! Y el escándalo, cuando el Templo, la Casa de Dios, se vuelve una casa de negocios, como aquel matrimonio: se alquilaba la iglesia».
Jesús «no está enojado» – explicó el Papa – «es la Ira de Dios, es el celo por la Casa de Dios», porque no se puede servir a dos patrones: «o das culto a Dios vivo, o das culto al dinero, al dinero»:
«Pero ¿por qué Jesús está contra el dinero? Porque la redención es gratuita; la gratuidad de Dios, Él viene a traernos la gratuidad total del amor de Dios. Y cuando la Iglesia o las iglesias se vuelven especuladoras, se dice que… ¡eh, no es tan gratuita la salvación!… Es por esto que Jesús toma el látigo para hacer este rito de purificación en el Templo. Hoy la Liturgia celebra la presentación de la Virgen en el Templo: desde muchachita… Una mujer sencilla, como Ana, en aquel momento, entra la Virgen. Que Ella nos enseñe a todos nosotros, a todos los párrocos, a todos aquellos que tienen responsabilidades pastorales, a mantener limpio el Templo, a recibir con amor a aquellos que vienen, como si cada uno de ellos fuera la Virgen».(RD/Agencias)
¿Qué pensará monseñor Vacca?
Desde hace años la comunidad educativa del Colegio La Presentación de Yopal, está temerosa de que la Curia le arrebate las instalaciones donde opera la institución y en la cual estudian casi dos mil jóvenes. Todo, porque monseñor Vacca ha amenazado con «expulsarlos» si no le pagan un arriendo millonario y asegura que las pretensiones de la Iglesia ( será la suya porque la del Papa parece que va en contra de esos principios) es darle otra utilidad: una universidad.
Hace algunas semanas monseñor apareció con unas escrituras de 2010 donde acredita la propiedad de estas instalaciones para la Curia. Ante estos documentos hechos en al Notaría de Aguazul surgieron varios interrogantes. ¿Cuál documentación adjuntó la Curia para asegurar su posesión, compra o cesión por parte del municipio, de la comunidad y de los demás intervinientes? ¿ Por encima de que la Curia sea la dueña de las instalaciones, porqué la Iglesia no se compadece de la comunidad y deja que cientos de niños y gente de la ciudad se beneficien de esta construcción? ¿No es contraria esta ansia terrenal de monseñor a la del Papa que predica humildad, pobreza y caridad?
Respeto a monseñor Vacca pero tengo que decir que la iglesia no puede actuar con ese espíritu mercenario, mezquino, arrasador, indolente, prepotente, ambicioso, pecaminoso, contrario al deseo divino de la ley de Dios.
Monseñor: usted y la iglesia profesan las buenas prácticas y el amor por los semejantes. ¿Dónde quedan estas enseñanzas que entregan sus sacerdotes y usted mismo en sus liturgias dominicales?. Mientras que el Papa pide a sus siervos que vivan en pobreza y brinden caridad, usted busca afanosamente que la Curia se enriquezca, mientras varios sacerdotes de su jurisdicción tienen que vivir pobres, sin seguridad social, humillados porque para ellos no existe la palabra abundancia, y cuando llegan a la edad de retiro forzoso les corresponde arrumarse sin un centavo para su sostenimiento porque no tienen las mismas benevolencias que el obispo.
¿No cree monseñor, con todo respeto, que de seguir así la Iglesia católica, en Yopal, se seguirá desmoronando y otros cultos y religiones continuarán consolidándose?
Bien lo dice la Biblia que al reino de los cielos no entrarán los avaros y en cambio «Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos».
Monseñor está a tiempo de reviindicarse con la ciudad y la región que le ha brindado durante muchos años sus brazos abiertos y que ha contribuido a engrandecer a esa Curia que hoy quiere arrebatar un tesoro que le perteneció al pueblo hace muchos años.
Pero más que mirar en esta pasión terrenal quién tiene la razón, la Iglesia debería desprenderse de su ambición y permitir que los niños en vez de perder sus ilusiones por tener un sitio cómodo para estudiar y termine sin colegio y deambulando a expensas de los vicios, entregue las instalaciones a la ciudad.
Me pregunto: ¿qué pensaría el Papa Francisco el día que se entere que el representante suyo en Yopal ni se inmuta, ni le para bolas, ni profesa las enseñanzas de la cabeza visible del catolicismo?. Está a tiempo, señor Obispo, de evitar la vergûenza de que el Papa en una liturgia hable de usted como un mercader que no se apiada de los pobres ni de las necesidades de quienes buscan sabiduría.
Esto lo digo con el respeto que se merece usted monseñor. Se lo digo porque el Papa nos pidió que cuando veamos estos mercaderes se lo digamos a los sacerdotes. Y yo se lo estoy diciendo a usted porque tengo el valor de no quedarme callado. Sé que el Papa no me excomulgará aunque de pronto usted sí pudiera, lo haría. Está a tiempo monseñor de entrar al reino de los cielos.
Wilson Durán Durán