Jaime Beltrán y Eduard Sánchez
Bucaramanga, Santander – El alto tribunal puso punto final a la administración del llamado ‘Bukele colombiano’. El Consejo de Estado ratificó la nulidad de la elección del alcalde Jaime Andrés Beltrán, declarándolo culpable de incurrir en la figura de doble militancia.
En un fallo inapelable del pasado 21 de agosto, la capital santandereana entró en una profunda crisis de gobernabilidad que se prolongará por varios meses, hasta que se convoquen las elecciones atípicas. Como medida inmediata, el gobernador Juvenal Díaz Mateus ratificó la designación de Eduard Sánchez como alcalde encargado para garantizar la estabilidad administrativa.
El «crimen» político: doble militancia
La decisión del Consejo de Estado, que fue ampliamente cubierta por medios nacionales como El Tiempo y Blu Radio, confirmó la tesis de los demandantes: Beltrán habría apoyado públicamente a candidatos de otras colectividades para el Concejo de Bucaramanga, a pesar de haber sido elegido con el aval del partido Colombia Justa Libres.
Aunque Beltrán argumentó que las pruebas (videos y chats) habrían sido manipuladas con Inteligencia Artificial (IA), los magistrados desestimaron su defensa y ratificaron la validez de la evidencia que probó la violación de las normas de militancia.
La jugada final para frenar la crisis
A pesar de la contundencia del fallo, Beltrán, quien ganó con una votación histórica, intentó una maniobra de último minuto. Recientemente, interpuso una acción de tutela para intentar tumbar la decisión del Consejo de Estado y así frenar los efectos inmediatos de su salida.
Este recurso judicial mantiene en vilo el cronograma electoral, pues su eventual admisión podría retrasar la convocatoria a las elecciones atípicas. El propio exmandatario se despidió con un tono combativo, pidiendo a los bumangueses «no dejarle la ciudad a la izquierda», mientras juraba que su lucha por la ciudad no terminaba con la destitución.
Mientras tanto, el alcalde encargado, Eduard Sánchez, tiene el complejo reto de mantener la continuidad administrativa y la seguridad en una ciudad que se prepara para volver a las urnas en medio de un ambiente político tenso y polarizado.
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