Eran pasadas las diez y media de la mañana de este lunes (3 de agosto) cuando la moto que conducía Adrián Chaparro rozó con una buseta que estaba sobre el carril izquierdo, fente a Julio Motos.
El impacto hizo caer al joven que sufrió golpes en una de su piernas, por lo que los presentes llamaron una ambulancia que no tardó en recogerlo y llevarlo al Hospital de Yopal.
A los pocos minutos hizo presencia Arley Chaparro, quien se hizo cargo de la circunstancia, en representación de su hermano, el conductor de la moto.
«Somos una familia conciliadora y con el conductor de la buseta acordamos que se hiciera el procedimiento ante un Juez de Paz, con el fin de llegar a un acuerdo amigable».
Sin embargo, Arley, al comunicarse con su hermano, se enteró que su lesión podría ser delicada y era mejor esperar los exámenes y valoración médicas correspondientes. «Pero siempre con la intención de conciliar», dijo.
Las grúas
En vista de que había una persona lesionada, el procedimiento normal es que se lleven a los patios los vehículos involucrados, hasta tanto se llegue a la conciliación.
Al lugar hizo el arribo una grúa. Levantaron los vehículos y de un momento a otro se rompió la guaya, por lo que debieron llamar otra grúa.
Cuando ésta subió los vehículos, volvió a ocurrir lo mismo y la buseta cayó encima de la moto, causándole graves daños.
«No entiende uno cómo puede suceder una cosa de estas con dos grúas en el mismo lugar», dijo Arley, quien aseguró que las pólizas de la grúa deben responder por los daños causados a los vehículos.
Lo sucedido deja el interrogante: si los equipos con los cuales cuentan las grúas son seguros. «Qué tal si cuando se desprendió la buseta no hubiera estado la moto. Hubiera matado a las personas que estaban detrás d ela grúa», dijo un testigo del hecho que recomendó que procedimientos como éste deben guardar seguridad para evitar alguna tragedia.
Los carros, finalmente fueron llevados en grúa hasta el parqueadero; el condcutor de la moto esperaba a la una de la tarde algunos resultados médicos en el hospital, y los agentes de Policía que hicieron el procedimiento, estaban muertos de la risa en el lugar del insuceso.
