29 de marzo de 2024 - 2:38 AM
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Un infarto se llevó al excampeón mundial de boxeo Rocky Valdés

FOTO EL TIEMPO

 

El fallecimiento de esta gloria colombiana de ese deporte en la categoría de los pesos medianos se produjo en Cartagena.

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El púgil había nacido el 22 de diciembre de 1946, y tenía 70 años. Era considerado una de las figuras legendarias del mundo del boxeo con 63 victorias (42 de las cuales las obtuvo por la vía del nocaut), 8 derrotas y dos empates. Se había retirado en la década de los 80.

 

El deceso de Valdez, ocurrido en la madrugada de este miércoles en la clínica San José de Torices, fue confirmado por el alcalde de la capital de Bolívar, Manuel Vicente Duque, en su cuenta de Twitter, que catalogó a Valdés como un “ejemplo de dignidad y pundonor deportivo”.

A ese centro asistencial había sido llevado el excampeón, la noche de este martes, por su esposa, luego de caer fulminado por un ataque cardiaco cuando veía televisión en su casa, informa, por su parte, El Universal. Pero Valdez, que también padecía de diabetes, llegó sin signos vitales.

Valdez ocupó el puesto 29 en el Ring Magazine de los 100 pegadores de todos los tiempos. Su historia, como la de muchos deportistas, es famosa, entre otras cosas, porque comenzó con una derrota en su primer combate internacional, el 16 de febrero de 1969, en Ecuador, en donde perdió por decisión.

Su rivalidad con el argentino Carlos Monzón se considera una de las más legendarias en la historia de ese deporte. Así quedó registrado el primero de sus combates:

‘Rocky’ Valdés, el campeón de los puños de oro

Le dio a Colombia el segundo título mundial de boxeo. Murió este miércoles de un infarto.

EL TIEMPO

Desde la calle, sentado en una mecedora en la sala de su residencia y con la mirada fija en el televisor encendido, Rodrigo ‘Rocky’ Valdés Hernández parecía fiera en reposo y no el peleador que le había entregado al país el segundo título mundial de boxeo, el más prestigioso de todos en la historia nacional: el de la categoría mediano (160 libras).

Hoy, ese recuerdo reposa en los diarios que registraron ese momento y la memoria de todos aquellos que supieron del acontecimiento, hoy se recuerda más que nunca luego de su partida,  tras sufrir un infarto en su casa en Cartagena.

 Siempre aparecía vestido de colores fuertes, con esa apariencia imponente que conservaba desde cuando ganó la corona mundial del peso mediano (160 libras), aquel 25 de mayo de 1974, del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), que había quedado sin dueño porque esa entidad decidió desconocer al argentino Carlos Monzón, que también ostentaba la de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

Valdés venció por nocaut al ‘Robot de Filadelfia’, Bennie Briscoe. Vinieron cuatro peleas exitosas de defensa y, luego, dos que perdió con Monzón: la de unificación del título, en 1976, y la de revancha, en 1977. Ese mismo año, luego del retiro de Monzón, ‘Rocky’ venció de nuevo a Briscoe y se coronó campeón absoluto. En abril de 1978, perdió el título con el argentino Hugo Corro, quien lo volvió a vencer en la revancha, seis meses después.

En 1980, se retiró luego de hacer un par de peleas en las que le fue bien, pero atendió el consejo de su manejador, Gil Clancy. «Dijo que podía seguir ganando dinero conmigo, pero que ya estaba bueno, que era hora del retiro», recordó en una entrevista para EL TIEMPO.

Mis lujos son mis prendas (joyas). Y siempre visto bien porque cuando uno va bien, la gente lo mira bien, así uno vaya ‘pelao’

Desde hace algunos años atrás se le notaban en las cenizas del cabello crespo y la calvicie frontal, pero no en su actitud altiva: cuando iba por la calle, caminaba un tanto rápido e inclinado hacia delante, y tan solo levantaba la cabeza para responder: «¡Epa, mi hedmano!», la mano en alto, a los saludos que le lanzan de lejos.

Rocky Valdez

Rocky Valdés, exboxeador colombiano.

Foto: Manuel Pedraza /Archivo EL TIEMPO

«Mis lujos son mis prendas (joyas). Y siempre visto bien porque cuando uno va bien, la gente lo mira bien, así uno vaya ‘pelao’ «. Cuando ríe, se le veían con claridad los dientes delanteros con sus iniciales: ‘RVH’, Rodrigo Valdés Hernández. «Esas fueron vainas del dentista, no mías», había afirmado.

En aquella entrevista realizada por EL TIEMPO en el 2010 recordó que en sus años de campeón e, incluso, un tiempo después de retirado, caminaba seguido de cuadrillas de amigos a quienes les gastaba. Previendo el futuro, hizo inversiones, compró algunos apartamentos y buses de transporte urbano, y accedió a prestar dinero a pequeños comerciantes, pero el asunto no salió bien del todo. «Ahí tengo una lista. Hay uno que me debe millón y medio hace diez años y está esperando que yo lo golpee para ponerme abogado».

Dejó de ir al cine -su pasatiempo de antaño- porque las salas del centro las fueron cerrando una a una. «Iba todos los días, pero las pasaron muy lejos, para la Castellana (un centro comercial al oriente de la ciudad); ahora me quedo es viendo televisión».

Relato de la pelea

Al estadio Luis II, con asistencia de cuatro mil aficionados –sentados en primera fila el príncipe Rainiero, sus hijos Alberto y Carolina y el actor francés Alain Delón–, Valdez llegó por una bolsa récord de 50.000 dólares, acompañado por su cuerda, conformada, básicamente, por el reputado apoderado estadounidense Gil Clancy, el entrenador cubano ‘Chino’ Govín y su representante colombiano, Melanio Porto Ariza, ‘Meporto’.

La expectativa en Colombia era tal, con la transmisión por televisión en la tarde de ese sábado, que las programaciones deportivas del béisbol aficionado en Cartagena y Barranquilla, entonces con gran fuerza, se aplazaron.

Valdés-Briscoe paralizaba al país, como a Europa –donde la categoría mediano era la reina– y la costa Este de los Estados Unidos. Briscoe era de allí y Valdés residía y era muy conocido en esa franja de Estados Unidos.

Valdés, el más completo de los boxeadores colombianos de todos los tiempos (por técnica, elegancia y por lanzar el más variado repertorio de golpes), ve la pelea por televisión: Briscoe avanza y él retrocede. Todas son sus palabras, las mismas que dice una y otras vez:

Vea, compa, ese man es el más fuerte de todos mis rivales. Mira, echa’o pa’ lante, no retrocede y eso que le pego duro… Le pego por todas partes, ¡no joda! Ñerda, compa… Ahora es que me estoy dando cuenta de eso” (primer asalto).

Rocky Valdez

Momento de la pelea de Rocky Valdez, en Mónaco.

Foto:

Archivo particular

“Te voy a decir una cosa, mi hermano: mi mejor preparación era cuando peleaba con ese calvo, todo se me acababa. No hacía nada. Me dormía temprano y no salía por ahí a joder. Hacía eso y mira cómo ese jodón no retrocede, ¡qué tal si no me cuido!” (segundo asalto).

Todo el que peleaba con él corría, pero yo no le corría a nadie. Ese calvo, no joda, me hizo correr. Si me paro, me noquea” (cuarto asalto, con el colombiano sangrando por la ceja derecha).

“Lo agarré bien, y por fin se cayó (luego de que el estadounidense, en su mejor momento de la pelea, recibiera una combinación de derecha e izquierda y saliera disparado a la lona, levantándose en malas condiciones en el séptimo asalto y decretando el final el árbitro inglés Hary Gibbs). Ya estaba ‘cabrero’ de tanto golpearlo y que no pasara nada”.

(Le puede interesar: ‘Rocky’ Valdés volvió a festejar 42 años después)

La esquina subió a celebrar, con Emile Griffith, el carismático peleador de Islas Vírgenes y excampeón mundial welter y mediano, que murió hace poco. Era el mejor amigo de Valdez en Nueva York. Tanto que el colombiano lo llamó ‘Primo’.

“Con Briscoe fueron tres peleas (la última cuando Monzón se retira y llenan la vacante y todas fueron violentas. Cuando peleé con Monzón llegué maltratado de las dos primeras peleas con Briscoe”, dice Valdés. “Yo siempre celebraba después de cada pelea con una comida, cuando peleaba con él solo quería irme a dormir”.

Con Colombia emocionada, había drama en el camerino del nuevo campeón en Mónaco, ese 25 de mayo de 1974. El colombiano se tiró al piso por el dolor de los golpes recibidos en el cuerpo y la herida, que necesitó de siete puntos de sutura. Valdés abandonó el estadio apoyado en Griffith. Toda la noche vomitó en el hotel y al día siguiente ingresó al Hospital Princesa Grace, donde salió el martes tras superar los exámenes médicos.

Sin lugar a duda, la pérdida de Rodrigo Valdés Hernández causa un gran dolor para todos los aficionados al boxeo y para el deporte como tal. Será recordado por sus efectivos golpes y por todas las alegrías que le dio a Colombia.

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Redacción Chivas

Periodista, Director de www.laschivasdelllano.com y www.laschivasdecolombia.com