
Gustavo Petro, Armando Benedetti
En Colombia ya no sorprende que la política se mueva al ritmo de los trinos, pero lo que ocurrió este viernes en la Casa de Nariño tiene desconcertado hasta al papel del Diario Oficial.
Todo comenzó en la mañana, cuando medios de comunicación publicaron un decreto firmado por el presidente Gustavo Petro en el que se delegaban funciones presidenciales al ministro del Interior, Armando Benedetti, del 10 al 17 de mayo, durante el viaje oficial del mandatario a China.
Todo parecía normal, hasta que al mediodía, el propio presidente salió a desmentir lo que ya era público y firmado:
“Qué pena desmentirlos. Quien me reemplazará es la persona que lo ha hecho la mayoría de las veces cuando salgo del país: Guillermo Alfonso Jaramillo”, escribió en su cuenta de X (antes Twitter).
¿Y entonces?
El decreto sí existe. Fue publicado, circuló oficialmente y hasta llegó a manos de periodistas con sello y firma. Es decir, o el presidente firmó dormido, o lo firmaron mientras él estaba distraído, o simplemente cambió de opinión a último minuto y le echó la culpa a la prensa.

Y como en Palacio todo se filtra menos las explicaciones claras, el país se quedó con más preguntas que respuestas:
– ¿El presidente firmó sin saber qué firmaba?
– ¿Se echó para atrás tras la publicación?
– ¿Fue una movida interna para medir fuerzas entre Benedetti y Jaramillo?
– ¿O el decreto se coló como quien cuela tinto en una reunión sin libreto?
La polémica crece porque el documento fue publicado en el Diario Oficial, lo que implica que superó varios filtros institucionales. Y no se trata de una carta cualquiera: es una designación temporal de las funciones presidenciales. Algo así como dejar las llaves del país por una semana.
Políticos de oposición no dejaron pasar la oportunidad de prender fuego:
“Qué pena demostrar su mentira, pero el decreto estuvo publicado y firmado por usted”, escribió Katherine Miranda, de la Alianza Verde.
“¿Y el decreto, presidente? ¿Firmó sin leer?”, preguntó Andrés Forero, del Centro Democrático.
Por ahora, la Casa de Nariño guarda silencio. No hay pronunciamiento oficial sobre el enredo, y la sensación general es la de un choque de cables en los pasillos del poder.
Mientras tanto, Benedetti sigue muerto d ela risa en reunión congresistas y gobernadores en la Costa,
Y Jaramillo, aunque aún no aparece en papel, sí tiene el visto bueno del trino presidencial.
¿Y nosotros? A esperar que alguien nos diga quién manda cuando el que manda está volando a China.
✍️ Redacción: Las Chivas del Llano y Boyacá
📌 Nota con sátira, porque en Colombia la política se escribe en mayúsculas… y se desmiente en minúsculas.