25 de abril de 2024 - 10:26 PM
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“Piedad Córdoba en realidad sí es Teodora”: Íngrid pasa a la ofensiva

Betancourt dijo que las falsas acusaciones que hizo en su contra Córdoba, al señalarla de tener un nexo con Carlos Castaño, le demuestran que sí colaboraba con las Farc.

Solo hasta que salió de su cita en la Corte Suprema por un proceso contra Piedad Córdoba –relacionado a liberaciones de secuestrados por las exFarc–, Íngrid Betancourt se enteró este miércoles del grave señalamiento que en su contra había hecho la aspirante al Senado.

En efecto, mientras la candidata presidencial intervenía en el alto tribunal, la antioqueña habló en radio de la supuesta amistad entre Íngrid y el exjefe paramilitar Carlos Castaño, acusación que fue rechazada contundentemente por la aspirante avalada por Oxígeno Verde.

En diálogo con EL COLOMBIANO, Íngrid pasó a la ofensiva al asegurar que jamás ha tenido vínculos con Castaño –ni personales ni políticos–, y que las menciones que Córdoba ha hecho en su contra en los últimos días hacen parte de una táctica que le deja una conclusión: “Piedad Córdoba en realidad sí es Teodora”.

Tal aseveración lleva a la indagación preliminar que se adelanta en la Corte contra Piedad por farcpolítica, proceso que tiene como último antecedente el testimonio de Andrés Vásquez, su exasesor, quien la acusa de haber retrasado liberaciones de secuestrados de las Farc –entre ellos Íngrid–, cuando su trabajo era totalmente distinto: agilizarlas.

Aquí es cuando cobra relevancia Teodora, a la que el entonces jefe de las Farc Raúl Reyes habría apodado así, e incluso le dirigió desde su computador cerca de 900 correos. De acuerdo al testimonio de Vásquez, bajo ese alias se camuflaba Piedad, quien habría tenido intereses políticos para manejar a su antojo tales liberaciones.

Este testimonio ya reposa en la Corte Suprema, y fue el que desató la tormenta política en la que Íngrid y Córdoba se han sacado chispas durante los últimos días.

Piedad no se quedó atrás

En ocho puntos y cinco páginas, la antioqueña que aspira por el Pacto Histórico a un puesto en el Congreso manifestó a primera hora del miércoles que las acusaciones en su contra hacen parte de un montaje judicial con fines claramente electorales. Estos, según ella, buscan golpear su aspiración y la de sus copartidarios.

Y si bien no nombró literalmente a Íngrid, en su escrito sí se refirió al caso que hoy las tiene con serias diferencias. En el documento plasmó que Vásquez –el exasesor– ya fue condenado por injuria y calumnia, “lo que es demostrativo de su compulsión a mentir contra sus contradictores políticos y personales”.

Esa consideración, sin embargo, no es del todo cierta, pues en 2014, la misma Corte Suprema absolvió a Vásquez de dicha condena, al revocar la decisión del Tribunal Superior de Barranquilla.

No obstante, Piedad afirmó que tras lo dicho por su exempleado, pasará a los estrados judiciales a demostrar que él utilizó su nombre para lucrarse y entablar negocios con empresarios. Tales afirmaciones, no obstante, deberán sustentarse con más pruebas ante el despacho de la magistrada Cristina Lombana, quien lleva el caso en la Sala de Instrucción de la Corte.

A dicha corporación, sin embargo, Piedad no ha querido asistir. De hecho, el viernes pasado –a través de su defensa– allegó un comunicado diciendo que cancelaba la cita.

Íngrid fue a la Corte

Así como Vásquez, ella fue citada como testigo en el proceso contra Piedad. Es por eso que este miércoles, desde las 8:00 a. m. a las 12:30 p. m., Lombana le preguntó sobre fechas y datos referentes al caso, los cuales la candidata a la Presidencia prefirió no revelar por la debida reserva judicial.

Para esos instantes ella no sabía lo que públicamente Piedad decía en radio, es por eso que le detalló a EL COLOMBIANO que no se refirió al falso nexo –que incluía asesorías políticas– con Carlos Castaño.

Sin embargo, en sus declaraciones sí mencionó dicho nombre: “Lo único que yo le conté a la magistrada fue que cuando a Piedad la secuestra Castaño, yo voy a hablar con unos ganaderos que sabía que tenían contacto con Castaño, para abogar por Piedad”.

Además, le resaltó a este diario que aunque días después la liberaron, eso no se debe obligatoriamente a que haya sido porque ella abogó por Piedad, pues nunca supo si el mensaje llegó a Carlos, el máximo jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia.

Fuente; El Colombiano

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