El periodista asegura que sus objetivos eran «magistrados de altas cortes, periodistas, defensores de derechos humanos, políticos y contradictores del Gobierno»
En una columna publicada en el medio La Nueva Prensa, Guillén atribuye su acusación a presuntos testimonios de agentes del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía (CTI) que, según él, reconocieron haber llevado a cabo interceptaciones ilegales “por medio de órdenes verbales, ilícitas y perentorias de trabajo”.
Los testimonios incluso detallan que esas actividades se llevarían a cabo “desde el Edificio T de la sede central de la Fiscalía General”, y en “las salas Esperanza, Oro, Rubí y otras”. Allí, prosigue Guillén, “reciben números telefónicos y direcciones de correos electrónicos que son intervenidos ilícitamente durante períodos renovables de diez y quince días”.
“Se ordenan arbitrariamente, sin control de jueces y sin que hagan parte de ninguna investigación”, sostiene Gonzalo Guillén, con base en testimonios de agentes del CTI
Uno de los agentes incluso llegó a revelarle al investigador que el objetivo de esas interceptaciones sería “montar acusaciones temerarias o armar escándalos contra determinadas personas”.