No solo los cultivos ni la ganadería extensiva, son los causantes de la sequía. La gente culpa a las petroleras.

En la vereda Guamal, en San Luis, a una hora por la vía alterna que conduce de Pore por Trinidad, la población está temerosa porque el río pauto se niega a volver a su cauce.

Don Julio Mejía, habitante del sector, dice que desde hace finales de enero, las aguas se secaron y lo que era un río, hoy está seco y apenas asoma la maleza. «Las compañías tienen mucho qué ver en eso. Antes aquí no teníamos ese problema», asegura, mientras señala hacia un barranco un chamizo que nació entre las piedras por donde antes se paseaba el río.

Y agrega, al tiempo que  bebe un sorbo de agua en bolsa, de las que «fabrican» en Yopal: «Me acuerdo que hace dos años, el presidente de la Junta de Acción Comunal se negó a dejar que hicieran sísmica en su finca. Le echaron la Policía, y no pudieron obligarlo. Para su fortuna, es el único que tiene agua en esta vereda. Y en sus caños se da gusto de encontrar muchos  animales».