Hoy el ex presidente Álvaro Uribe usó su principal medio de comunicación, Twitter, para hacer un mea culpa con una breve lista de los motivos que explican los magros resultados del Centro Democrático en las elecciones, para “ajustar y mejorar, reflexivos sin desaliento”. (la Silla vacía)
La Silla explica a qué se puede estar refiriendo Uribe en cada uno de los 13 puntos de su trino, y agrega uno que le faltó:
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«Me demoré en tomar decisiones esenciales»La novela del aval de Liliana Rendón en Antioquia es quizás el caso más visible: Uribe se demoró hasta, literalmente, el último día para descartar ese aval e impulsar más bien a Andrés Guerra a la gobernación. Eso hizo que Guerra tuviera una campaña mucho más corta que la de sus rivales, que la atención se distrajera en la novela y que el partido hubiera terminado roto por dentro y con molestia entre quienes impulsan a Rendón. A la larga, incluso, pudo haberle quitado el triunfo al Centro Democrático en la casa de Uribe. Algo similar, aunque menos sonado, ocurrió en Risaralda, donde Uribe acompañó a los dos principales candidatos a la Gobernación y solo en la última semana decidió apoyar al ganador, Sigifredo Salazar. Así, aunque el Centro Democrático quedó en la orilla triunfadora, Salazar no alcanzó a hacer campaña con los candidatos uribistas ni a convertirse en un godouribista, sino en el candidato conservador apoyado por Uribe. Y también ocurrió en el Huila, un departamento tan uribista que Zuluaga cuadruplicó a Santos en la primera vuelta y el Centro Democrático fue el más votado en las elecciones al Senado. Aunque el Centro Democrático desmontó temprano la candidatura a la alcaldía de Neiva de Cielo Ortiz y se sumó al empresario vargasllerista Germán Bahamón (que fue tercero), no hizo lo mismo con la Gobernación. Al final, su candidato -el líder cafetero Rigoberto Ciceri- se quedó solo con 9 por ciento de los votos. En Cali hubo una larga telenovela por el respaldo del uribismo, que solo se definió faltando tres semanas por Maurice Armitage y después de persistentes rumores que los ponían apoyando a Angelino Garzón (cuya hija Ángela salió elegida concejal uribista en Bogotá) y incluso a Roberto ‘Chontico’ Ortiz. Esa indefinición hizo que, cuando finalmente anunciaron su apoyo, el impacto fue menor. Quizás el caso más extremo fue el retiro del respaldo al candidato a la alcaldía de Pasto, Julio Bastidas, por Uribe apenas dos días antes de las elecciones y después de haberle otorgado el aval. |
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«Enfrentamientos entre directivos regionales sin consideración con el partido ni con sus tesis»Las divisiones del uribismo afectaron las campañas en varias regiones. Un caso caso de pelea muy notoria fue la del Quindío, donde los precandidatos uribistas a la Gobernación José J. Domínguez y Aurelio Mejía se quedaron sin aval, y tampoco hubo nadie para la alcaldía de Armenia. Al final, la dirección nacional terminó suspendiendo a Luz Patricia Hurtado de su cargo como coordinadora departamental, después de que sacó un comunicado anunciando una alianza con el hoy gobernador electo Carlos Eduardo Osorio, al parecer de forma inconsulta con las directivas nacionales y cuando la idea era ir con candidato propio. Otro caso fue el del Meta, donde a tres días de las elecciones el candidato a la Gobernación fue grabado en una reunión diciendo que el mejor candidato a la alcaldía de Villevicencio era el de La U y no la uribista. Ese video, que salió en El Espectador, produjo confusión. Y terminó mal: no ganaron ni el de La U ni la uribista. Y otro caso fue el de Cundinamarca, donde los congresistas uribistas (el senador Everth Bustamante y el representante Rubén Darío Molano) no apoyaron la campaña de Nancy Patricia Gutiérrez a la Gobernación ni la lista a la Asamblea. No lo hicieron porque quedaron resentidos por la inclusión de Yenny Rozo (hija del ex alcalde de Mosquera Álvaro Rozo, famoso por haber sido quien cambió el POT para la zona franca de Tomás y Jerónimo UribeRozo) como cabeza de lista, una decisión de Óscar Iván Zuluaga que los molestó. Al final, perdieron en la Gobernación pero la lista a la Asamblea obtuvo casi los mismos votos del partido a la Cámara en 2014. |
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«Candidatos sin discurso para promover las tesis del Centro Democrático»Casos como el de Emmanuel Arango en Ibagué, o de otros candidatos a alcaldías de municipios pequeños, muestran que el apoyo buscaba más tener vallas con la foto de Uribe que defender las tesis del centro Democrático. Eso también se notó, por ejemplo, en la jugada de los hermanos Santiesteban en Bogotá, que tenían a pedro en el quinto renglón al concejo y pusieron una cuota (Herman Redondo) en la lista del Polo Democrático, donde milita el hoy concejal Orlando Santiesteban. Esa jugada a dos bandas hizo más difícil que Pedro defendiera las tesis del centro Democrático. Algo parecido ocurrió con los candidatos que hace cuatro años se lanzaron por el entonces Partido Verde y con discursos muy alejados del de la seguridad democrática, como Hernán Gómez en el Meta o Gonzalo Guarín en Boyacá. Sobre todo en el caso de éste, que en 2011 tenía como principal meta erradicar la pobreza, que no es una de las tesis centrales del discurso uribista. Pero quizás el más visible es el de Óscar Barreto en el Tolima, que si bien ganó no hizo campaña con los candidatos del Centro Democrático en alcaldías ni Asamblea, sino con sus propios candidatos azules. Es decir, ganó pero como puro conservador. |
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«Candidatos que no midieron su poca acogida popular»En Ibagué, el uribismo se fue con el poco conocido abogado Emmanuel Arango, que aparecía de último en las encuestas pese a que había un candidato muy fuerte que trabajó con Uribe en Casa de Nariño y que -tras lanzarse por firmas- terminó segundo: Ricardo Ferro. A tres semanas de las elecciones, Oscar Iván Zuluaga le envió una carta a Arango, pidiéndole renunciar a su candidatura porque “se hizo evidente la poca penetración que ha logrado el proyecto político que usted lidera entre las bases del uribismo y la ciudadanía en general”. Arango declinó renunciar y terminó quinto, con el 7 por ciento de los votos. Precisamente los votos con los que Ferro le habría ganado a Guillermo Alfonso Jaramillo por casi un punto porcentual. Algo similar, aunque en menor proporción, ocurrió con las candidaturas de Sirenia Saray en Arauca, de Gina Benedetti en Cart1agena (a quien le pidieron que se hiciera a un lado pero no quiso), del general retirado Leonardo Barrero en el Cauca (que sacó solo el 5 por ciento de los votos) o, en un caso extremo, el periodista radial y empresario tunjano Jorge Ojeda, quien terminó con menos del 2 por ciento de los votos y en un lejano sexto lugar. |
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«Descartamos candidatos excelentes»En Ibagué, el Centro Democrático no aceptó a Ricardo Ferro como candidato porque él quería lanzarse por firmas, como manera de ampliar su base de votantes más allá del uribismo, y en ese momento el partido de Uribe estaba decidido a llevar candidatos propios. Sin embargo, las credenciales uribistas de Ferro estaban probadas: fue secretario privado y director de ordenamiento territorial de Juan Lozano (de quien es muy cercano) en el Ministerio de Ambiente y Vivienda durante el segundo gobierno de Uribe, fue candidato a la Cámara en 2010 por La U y luego a la Alcaldía de Ibagué en 2011 (quedando segundo). Otro caso al que se puede estar refiriendo el ex presidente es el de la gobernación del Quindío, donde había dos aspirantes a ser candidatos propios a la Gobernación pero al final terminaron sin candidato, ni siquiera por alianza o adhesión. |
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«Candidatos que recibieron aval, directamente, por convención o consulta, se dedicaron a afectar al partido e impidieron alianzas constructivas»Uribe hace referencia a quienes consiguieron un aval y, pese a que la realidad política les mostraba que era mejor no seguir hasta el final, no lo hicieron. El caso de Emmanuel Arango en Ibagué es un buen ejemplo, dado que él se negó a desmontar su débil candidatura a pesar de que se lo pidió Zuluaga personalmente y de que los dos congresistas tolimenses -la senadora Paloma Valencia (cuya familia materna es ibaguereña) y el representante Pierre García- veían con buenos ojos que el Centro Democrático respaldara a Ricardo Ferro (quien quedó segundo). “En reiteradas ocasiones le hemos planteado escenarios que permitan construir una propuesta que recoja el sentir uribista de la ciudad, pero no ha sido posible contar con su concurso en este objetivo”, le escribió Zuluaga En Norte de Santander, donde William Villamizar ganó fácilmente la gobernación, los candidatos que le siguieron en votos hubieran podido darle la pelea. Pese a que se alcanzó a hablar de una posible unión -promovida por Marta Lucía Ramírez- entre el conservador Juan Carlos García Herreros y la empresaria uribista Milla Patricia Romero, no pudieron ponerse de acuerdo. Y eso que a ésta le pidieron que se retirara y que al sumar sus votos habrían quedado a 3 puntos porcentuales a Villamizar. |
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«Candidatos que mejoraron personalmente pero poco aportaron al partido»Algunos candidatos ganaron más para su propia fuerza política que para el Centro Democrático. Quizás el caso emblemático es el de Óscar Barreto en el Tolima: su lista conservadora a la Asamblea (con la que hizo campaña) sacó 70 mil votos y puso 3 diputados, mientras que la del Centro Democrático (a cuyos candidatos acompañó muy poco) quedó en un lejano séptimo lugar con 22 mil votos y un solo elegido. Otro caso es el de Pasto, donde el joven Julio Bastidas se dio a conocer y mojó prensa, pero terminó sacando menos del 5 por ciento de los votos tras haber perdido el apoyo de Uribe cuando una camioneta de su campaña fue pillada entregando mercados. |
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«Órdenes de voto en blanco de poco recibo popular»La Silla Vacía contactó a cinco personas del Centro Democrático y ninguno sabía en qué casos había órdenes de voto en blanco. |
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«Amenazas de grupos terroristas»A lo largo de la campaña Uribe dijo en varias ocasiones que sus candidatos y los militantes de su partido estaban recibiendo amenazas de las Farc, el ELN y los Urabeños. A finales de julio, dijo que Carmen Sirenia Saray -candidata a la gobernación de Arauca- había recibido una amenaza telefónica al parecer del ELN, ordenándole salir de la zona fronteriza con Venezuela, y que en Palmito (Sucre) había circulado un panfleto del clan Úsuga amenazando a la senadora sucreña María del Rosario Guerra y al candidato uribista a la alcaldía. Unos días antes dijo que su partido no había podido entregar avales a varios candidatos en Arauca, Caquetá y el Putumayo por amenazas. Una semana antes de las elecciones el Centro Democrático advirtió que su candidato al Concejo de Valledupar, Carlos Barriga, había recibido una amenaza telefónica. |
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«Adversarios infundieron temor a retaliaciones del Gobierno Nacional»En enero, el senador de La U Roy Barreras dijo que si Cartagena no elegía alcaldía de la Unidad Nacional, le iba a ir mal. Y eso, desde ese momento, fue visto por la oposición como una amenaza indebida para los municipios o departamentos que votaran contra la Unidad Nacional. Esa sensación revivió con la declaración del ministro de Interior Juan Fernando Cristo de que “»los colombianos se pronunciarán también el próximo 25 de octubre apoyando a los candidatos de la Unidad Nacional, apoyando los candidatos que estén con la paz de Colombia” (que Cristo dijo que fue un lapsus pero le valió unaapertura de investigación en la Procuraduría). Pacho Santos también dijo en algún momento que los financiadores temían darle plata por miedo a indisponer al presidente Santos. |
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«Democracia amenazada por borbotones de dineros corruptos del Gobierno y de «inversionistas» en busca de contratos»A mediados de octubre el Congreso aprobó el presupuesto para el 2016. Uribetrinó “corrupción disfrazada de paz: aprobaron más de 1 billón como partida global y no revelan nombres de congresistas gestores de proyectos” y “con dineros que da el Gbno a sus políticos financian ilegalmente campañas pero se escudan en la paz”. Se refiere a las partidas presupuestales para inversión en las regiones, es decir, la mermelada que como contó La Silla es una de las principales fuentes de financiación de las campañas a través de contratistas. La pelea de Uribe fue que él pidió al Ministerio de Hacienda los nombres de los congresistas a quienes les aprobaron esos proyectos de inversión y que éste nunca se los entregó. |
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«Acusaciones electoreras y prevaricadoras del Fiscal y de jueces en mi contra, concertados con el Gobierno»En la antesala a las elecciones, y justo una semana después de que salió el comunicado de prensa sobre el acuerdo de La Habana para justicia transicional, el Fiscal Eduardo Montealegre dijo ante la prensa que Álvaro Uribe podría ser investigado por el Tribunal de Paz por los hechos que cometió cuando fue Gobernador de Antioquia entre 1995 y 1997. Se refería específicamente a la masacre del Aro, el 22 de octubre de 1997 en Ituango, Antioquia, en la que según el Fiscal, el ex gobernador no hizo nada para evitarla. Tras estas declaraciones, el fiscal pidió formalmente a la Corte Suprema de Justicia que investigara al expresidente y ahora senador por esa masacre (lo que se conoce como compulsar copias). La decisión causó revuelo: Uribe atacó al Fiscal diciendo que era una infamia electorera. El Procurador Alejandro Ordóñez defendió a Uribe diciendo que «las Farc siempre han colocado como condición la judicialización del expresidente Uribe. Que este anuncio se dé se explica como un cumplimiento y tiene una relación directa con esas exigencias de las Farc». Al presidente Juan Manuel Santos y al comisionado de Paz, Humberto de La Calle, les tocó salir a la carrera a desmentir y negar que el acuerdo de paz de La Habana va a cambiar el fuero de los ex presidentes. |
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«A mejorar»En dos años y medio habrá elecciones al Congreso y se verá si al Centro Democrático le va como en 2014 o como en 2015. |
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«Y lo que no incluye en su mea culpa: hay un partido uribe-dependiente y él no se puede clonar»Un motivo al que no alude el ex presidente es hasta dónde el partido depende de él, tanto para sacar votos (la diferencia entre Senado y Cámara el año pasado lo demuestra) como para tomar decisiones. Pero, a la vez ha hecho el intento de dejarlo andar solo. El problema es que terminó metiéndose pero tarde y solo en algunas decisiones, lo que ha hecho que en algunos casos (como en Cundinamarca o Antioquia) el partido termine más herido por dentro que antes. |