29 de marzo de 2024 - 4:57 AM
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Como en Titanic: pianista toca en frontera Polonia Ucrania para recibir a los refugiados

Davide Martello toca el piano en el paso fronterizo de Medyka, entre Polonia y Ucrania / DAVID LÓPEZ FRIAS
Davide Martello toca el piano en el paso fronterizo de Medyka, entre Polonia y Ucrania / DAVID LÓPEZ FRIAS

Davide Matello, un joven músico alemán, lleva diez años yendo de conflicto en conflicto con su instrumento para romper la tensión

ELPERIODICO.COM

Medyka, el paso fronterizo más al sur entre Polonia y Ucrania, suena a guerra. Que no son sólo tiros y bombas. La guerra suena a niños llorando, a adultos gritando, a sirenas y a perros ladrando porque les asusta tanto ruido. Medyka es un caos desde que Rusia empezó a atacar a los ucranianos. Un pueblo polaco de 2.800 habitantes desbordado por la llegada de refugiados, de militares y de voluntarios de todas partes que se acercan a ayudar.

Foto: Davide Martello toca el piano en el paso fronterizo de Medyka, entre Polonia y Ucrania /DAVID LÓPEZ FRIAS

Entre el estruendo, de repente, suena una nota de piano. La gente se gira hacia el origen del sonido. Allí, a 100 metros de la frontera, hay un joven cubierto con una capucha. Está sentado frente a un rudimentario piano de cola en el que ha dibujado con tiza el símbolo de la paz. Empieza a tocar Angels, de Robbie Williams. Nadie sabe quién es ni de dónde sale, pero de inmediato acapara toda la atención.

El chico se llama Davide Martello, aunque es más conocido por su nombre artístico, Klavierkunst. Su nombre es italiano pero es alemán, como su apodo, que vendría a traducirse como arte pianístico. Se crió en Tuningen, pero dice que es de Stuttgart y que viaja por todo el mudo con su piano: «Voy allá donde haya un conflicto para intentar calmar los ánimos y repartir paz entre quien me quiera escuchar».

Una década de conflicto en conflicto

Davide Martello, el pianista de la paz, lleva así 10 años. Ahora tiene 40 y es músico profesional en Alemania desde su juventud. Pero en las Navidades de 2012 decidió que iba a desplazarse a cualquier lugar del mundo donde hubiera guerra o disturbios. Construyó con sus propias manos un grand piano, le puso unas ruedas y se marchó a Afganistán. Allí tocó para soldados y civiles en las poblaciones de Mazar-i-Sharif y Kunduz. Luego cruzó la frontera hasta Uzbekistán y tocó para los refugiados en Termez.

Ese fue el principio. Después vinieron otros destinos conflictivos. En 2013 tocó durante 14 horas ininterrumpidas en la plaza Taksim de Estambul, durante los disturbios de Turquía. Aquella experiencia, dice, fue enriquecedora, pero no salió tan bien como la de Afganistán: la policía turca dejó que acabase su recital, pero le requisó el piano cuando acabó.

“Yo ya he estado en Ucrania tocando”, le cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Fue un año después de la performance en Turquía. Se plantó en Kiev durante la revolución del Euromaidan y dio un concierto en la misma plaza que ahora intentan bombardear los rusos. “Ya he estado en Ucrania y voy a entrar otra vez. No me da miedo. Yo toco en las guerras para acallar el sonido de los tiros y las bombas. A ver si Putin me escucha, consigo ablandar su corazón y para la guerra”, cuenta con una sonrisa naïf.

Dos gatos de compañeros

Dice que no viaja solo, que va a todos lados con un par de fieles compañeros que se apuntan a todas sus locuras ¿También son músicos? “No, son gatos”, responde entre risas. Esa es toda su expedición: una camioneta en la que duerme, un piano artesanal, una bicicleta y un par de gatos. Ellos también le acompañaron a tocar en las calles de París en 2015, tras los atentados yihadistas contra la sala Bataclan.

En 2019, esta particular comitiva dio su primer salto a Estados Unidos. Se fue a tocar a San Francisco, a dar un concierto en una de las empinadas calles de la ciudad. Pero el desnivel le acabó jugando una mala pasada; el piano empezó a deslizarse y acabó destrozado. Él mismo se encargó de repararlo y acabó dando el concierto prometido.

La muerte de George Floyd

Pero su actuación más recordada en territorio estadounidense tuvo lugar en 2020. Después de la muerte de George Floyd a manos de un policía de Minneapolis, Davide cruzó el charco y se plantó en el corazón de los disturbios para intentar apaciguar los ánimos de la gente. Nos cuenta su historia mientras se acercan curiosos que le hacen peticiones. Una de Vivaldi, otra de Bach. Ahora el Bella Ciao.

Written by
Redacción Chivas

Periodista, Director de www.laschivasdelllano.com y www.laschivasdecolombia.com

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