Esta es la historia de Argemiro Pinzón, un hombre que lleva 48 años balanceando su vida entre el desespero y la oscuridad.
Hace un año visité a Argemiro, lo encontré igual que ahora, meciéndose al vaivén de las horas (Ver video Argemiro en la oscuridad).
Lo acompañan su madre y su padrastro. Ambos compartían las penas de la enfermedad.
Doña Ana Hinojosa me contó que los últimos casi 50 años de sus 77 de vida, los había invertido velando por su hijo.
A estas alturas de la vida, ya le quedaba difícil bañarlo, moverlo, cuidarlo. Ya había perdido la cuenta de las tantas veces que había insistido en Capresoca para que le mejoraran las condiciones a su hijo.
La ayuda nunca llegaba: ni pañales, ni medicinas, ni asistencia médica en casa, ni enfermera.
Tan pronto hicimos pública esta historia, Capresoca envió personal médico y empezó a darle solución a las peticiones de doña Ana y su familia (ver video Visita de Capresoca).
Ahora que regreso a casa de Argemiro, la encuentro un poco más sola y más fría. En esta vivienda vivienda ya no son tres. Son dos.
Doña Ana Hinojosa falleció hace 7 meses y su hijo quedó prácticamente al cuidado de don Alvaro.
Será que Capresoca enviará nuevamente el servicio domiciliario a Argemiro y a su padrastro?
No olviden que Argemiro, no puede caminar desde que nació, y don Alvaro, adulto mayor, no tiene la disposición ni los medios para ir a hacer fila o realizar diligencias virtuales, y adem´s porque la obligación es de una entidad Capresoca, que dice ser la EPS de los casanareños sin distinguidos.
Y don Alvaro tampoco tiene porque estar mendigando un derecho que le asiste como ciudadano colombiano.
