El polémico ajuste al manual de funciones y requisitos del municipio cundinamarqués fue denunciado por el concejal David Perdigón, que ya expuso el caso ante la Procuraduría porque se trataría un “supuesto tráfico de influencias”.
Ante esa acusación, el alcalde de Facatativá explicó que ese delito solo se configura cuando se “pretende beneficiar a sus familiares” y cuando existe “hasta un cuarto grado de consanguinidad, en lo que tiene que ver con afinidad y civil, y ahí no hay ninguno de esos temas”.
De acuerdo con la publicación, Aldana modificó ese manual con el fin de que la profesión de contaduría fuera un requerimiento dentro del perfil para ocupar el cargo; después de esto, habría logrado nombrar a su novia Vanesa Vidal como secretaria de Desarrollo Social.
El mandatario confirmó que la actual secretaria —que manejará un presupuesto de 600 millones de pesos— es su “novia”, y que estos cambios permitieron ampliar “otros núcleos básicos de conocimiento”.
Además, el alcalde aprobó el nombramiento de su suegra en el segundo cargo más importante del municipio. Ella fue designada como secretaria general de la Empresa Aguas de Facatativá.
Sobre eso, Aldana declaró que “el nombramiento lo hizo el gerente de Aguas de Facatativá”; aunque, ese directivo fue elegido por el alcalde electo, con quien fue consultada la decisión.
Para colmo de males, el mandatario ni siquiera tenía claras las obligaciones del cargo que le asignó a la mamá de su pareja.
Lo anterior, quedó evidenciado, donde su secretaria le ayudó a especificar que las funciones eran “verificar el funcionamiento del acueducto, el manejo del personal y garantizarlo con los servicios básicos”.
Finalmente, Guillermo Aldana se sostuvo en que no cometió ninguna irregularidad con los ajustes.