Una borrachera llevó a la cárcel a Adonay Pérez. Fue hace más de 6 años. Una noche de tragos y de bohemia perdió la noción y terminó envuelto en el asesinato de un hombre. «Pensé que la vida se me había acabado. Cuando volví a la realidad quise matarme», relata Adonay, quien a pesar de los 20 años de condena guarda la esperanza de que el próximo año le concedan permisos de 72 horas
Dice que hoy en día e sun hombre rehabilitado, que aprendió a leer y a escribir en la cárcel, porque cuando llegó aquí no había cursado ni el primero de primaria. «A Dios gracias hoy soy un hombre nuevo, tengo mi hija a quien hasta hoy volvía ver después de 7 años», agrega mientras se le escurren las lágrimas y abraza a la niña que se le ha acercado en el momento en que hablaba con Las Chivas del Llano.
«Este grado lo hace hace uno más digno y el día que salga uno a la calle no vuelve a delinquir», dijo mientras se dirigía a recibir su diploma el cual enmarcará para toda la vida, y que hará borrar en parte su pecado de haber asesinado a un hombre y que lo tiene marcado de por vida. «Lamento esa noche de tragos. No me hicieron más hombre pero si me convirtieron en un delincuente», agregó.