
Luis Fernando Rodríguez Meneses primo del dueño residía en la capital de Casanare.
Durante varios años el llamado clan Meneses estafó a cientos de personas con el cuento de la pirámide Niño Jesús de Praga. Pero fue en el 2008 cuando la gente olió que algo andaba mal y descubrió que los impulsores del negocio los estaban estafando.
Por esa época por lo menos seis mil personas se agolparon en la sede de Tunja para reclamar su diner y comenzó una larga investigaicón de la Fiscalía.
Heyller Dohan Torres Meneses, (en la foto superior) un llanero que se hizo empresario de la noche a la mañana, luego de sacar a empujones su carrera de abogado en la Unimeta de Villavicencio, se escondía en identidades falsas como ‘Johan Torres’ o ‘Andrés Mauricio’.
Según el CTI de Boyacá Torres fue el genio de la pirámide, la cual extendió a Boyacá, Meta y Casanare. Con su pinta se ganaba la confianza de la gente humilde y les decía que invirtieran en un buen negocio que les produciría millonarios dividendos.
Fue así que durante los primeros meses de 2008 recorrió municipios como Villavicencio, Guamal y Acacías (Meta), Tunja (Boyacá) y Yopal (Casanare), llevando su propuesta de inversión, captando de manera ilegal recursos de incautas personas de escasos recursos.
Las investigaciones determinaron que Torres y su combo se aprovecharon de la humildad de la gente para conformar su empresa criminal, que operaba muy semejante a la de David Murcia Guzmán (DMG).
Torres vivía por aquella época en arriendo con su mamá, alquilaba lavadoras y se rebuscaba el dinero para pagar su universidad.
Su picardía lo llevó a amasar una fortuna de por lo menos $30 mil millones en cinco meses y comenzó a darse gustos de rico extravagante.

Este hombre conocido en la capital del Meta como un distinguido empresario de una empresa constructora, se codeaba con las altas esferas sociales y políticas. Se casó con la artista llanera Nagzary Quevedo y se hizo apadrinar del alcalde de Villavicencio Wilmar Barbosa.
Sin embargo este lunes 25 de abril, la Fiscalía llevó a cabo el operativo y lo capturó junto a otras cuatro personas, en diferentes partes del país, y los trasladó a Tunja para presentarlos ante un juez de garantías.
Heyller Torres y su tío, el abogado Henry León Meneses, fueron capturados en Villavicencio; su sobrina Karol Johana Moreno Meneses, en Guamal; Luis Fernando Rodríguez Meneses, primo del empresario, en Yopal, y el arquitecto Javier Velasco, en Chinú (Córdoba).
El clan Meneses es investigado por los delitos de concierto para delinquir, lavado de activos, enriquecimiento ilícito y captación masiva y habitual de dineros.

Por estos hechos, un juez de Santa Rosa de Viterbo (Boyacá) había condenado en 2012 a José Orlando Gil Pulido, Carmen Elisa Gil Pulido, Rolando Alfredo Guzmán Arismendy, Chalds Jerson Rodríguez Velandia, Julián David González Calderón y John Alexánder Guerrero Calderón a 13 años de prisión al ser encontrados responsables de los delitos de captación masiva y habitual de dineros, concierto para delinquir, lavado de activos y estafa agravada como delito masa (por la cantidad de afectados). La sentencia fue confirmada por el Tribunal Superior de Tunja y ahora por la Corte Suprema de Justicia.
La pirámide
Heyller Dohan Torres Meneses fue el cerebro de la pirámide Fundación Niño Jesús de Praga, que en 2008 venía constantemente a Yopal, con varios de sus socios. Pautaba cuñas en algunas emisoras, promocionaba su bendito negocio, citaba la gente a una oficina improvisada o a los hoteles y les «cogía» el dinero de la inversión.
Su Fundación también se conocía como Cash – Easy, Gente de Éxito o Funcrecer–, y la había registrado con domicilio en Medellín.

Según los documentos su naturaleza era sin ánimo de lucro y perseguía fines sociales , lo que la mostraba como una entidad benefactora que recogía dineros con el propósito de ayudar a personas pobres y vulnerables, para ayudar con subsidios de vivienda a desplazados y entregas de alimentos a los habitantes de la calle.
La Fiscalía y las víctimas tienen información de que tuvo sedes en Yopal, Aguazul, Villanueva, Sabanalarga y Maní, en Casanare; Tunja y Duitama, en Boyacá; Girardot y Zipaquirá, en Cundinamarca, y Espinal, en el Tolima.
Con el fin de no dejar rastro sobre sus actividades, los involucrados adquirieron planes de telefonía celular a nombre de terceras personas.
A los inversionistas les prometía entregarles rendimientos de hasta un 1.200 por ciento, por lo que fácilmente la gente le entregaba aportes que iban desde $50 mil hasta $ 4 millones y medio.
Después de que los aportantes en Yopal, Tunja, Villavicencio y otros municipios se dieron cuenta que el empresario no cumplía con la promesa de multiplicar el dinero, comenzaron a dudar y de la noche a la mañana el doctor Torres se esfumó, cambió de celular y muchos se olvidaron de él, hasta este lunes cuando el CTI de la Fiscalía lo atrapó en medio de los lujos que disfrutaba a costillas de miles de incautos ciudadanos.