Muchos negocios están cerrados y no es mucho lo que puede comprar. Hace meses los venezolanos sufren la falta de dinero en efectivo y todo, hasta la más pequeña compra, se hace por transferencia electrónica, pero sin electricidad los datáfonos no funcionan.

Muchos están vendiendo agua, carne, gasolina y hasta hielo en dólares. Con un éxodo de 2,7 millones de venezolanos desde 2015 según la ONU, la incomunicación es también angustiante.

Al caer la noche, con las calles en penumbra, surge el terror a la delincuencia en un país con altos índices de violencia.

Hay poco transporte y largas filas se forman en las estaciones de servicio ante el temor de que pronto falte el combustible. Pero aunque muchas gasolineras tienen, no hay como pagar.

“Preocupa que Venezuela esté entrando en una fase de colapso total porque el país tiene una situación explosiva”, aseguró a AFP el politólogo Luis Salmanca.

En el aeropuerto internacional de Maiquetía también hay caos. Las autoridades registran manualmente el ingreso y salida de viajeros. “No hay luz, no hay sistema, no hay rayos X y te revisan y revuelven las maletas con las manos, como les da la gana”, aseguró Jessica Cuervo, 37 años, quien llegó en vuelo desde Miami.

Maduro sostiene que el apagón fue ocasionado por “un ataque cibernético electromagnético” dirigido por Estados Unidos contra la hidroeléctrica de Guri, en el estado Bolívar (sur), la principal de Venezuela y segunda de América Latina, después de Itaipú (Brasil-Paraguay).

El presidente afirmó que tras haber logrado buena parte de la reconexión hubo nuevos ataques y se avanza “lentamente para que el sistema de recuperación” del servicio eléctrico “ahora sí sea estable”.

“Es un alivio (que vuelva la luz), pero se va a volver a ir. Este gobierno lo que ha hecho es destrozar el sistema eléctrico”, dijo a AFP Ludwig Laborda, de 30 años, quien trabaja con marketing por internet.

Pero Guaidó asegura que la falla se debió a un incendio de vegetación que afectó las torres de transmisión de la hidroeléctrica, por falta de mantenimiento, de inversiones y por la corrupción.

Para el analista Luis Vicente León, “este episodio es resultado de la destrucción sistemática del país en dos décadas, pero también el inicio de una nueva dimensión de deterioro”, que traerá “radicalización de las partes, agudización de sanciones y protestas”.