La población de Tumaco todavía está consternada por el hallazgo de tres cuerpos a un costado de la vía que conduce a Pasto. Los cadáveres estaban envueltos en costales y lonas verdes, uno sobre otro, y feron encontrados en la noche del miércoles a la altura del kilómetro 45 en el sector de La Espriella.
Una primera versión apunta a que habitantes del sector vieron cuando los cuerpos fueron bajados de un camión y luego, abandonados a en la carretera. Ante el temor de que la zona estuviera rodeada por explosivos, la Policía y el Ejército se desplazaron hasta el lugar para verificar las condiciones de seguridad y poder recoger a las víctimas.
Después del proceso de levantamiento, los tres cuerpos fueron llevados a Medicina Legal para comenzar con la identificación respectiva. Sin embargo, hasta el momento, todavía se desconocen los nombres y géneros de las personas, así como su causa de muerte.
Más muertos y poco espacio para inhumarlos
César Santoyo, director ejecutivo del Colectivo Orlando Fals Borda, organización que trabaja por los derechos de las víctimas del conflicto en Tumaco y otras zonas del país, habló con SEMANA e hizo un llamado de alerta a propósito de este caso, para que la comunidad conozca la situación crítica del municipio nariñense.
«Hemos venido alertando de la situación, por ejemplo, del Cementerio de San Andrés en Tumaco porque en él encontramos un hacinamiento en el sentido de que no hay más lugar para inhumar a las personas que llegan a este cementerio. Y además, en este momento de la pandemia, el pacífico nariñense vive unas condiciones dramáticas en cuando a la contención de la enfemerdad», señaló Santoyo.
En el municipio hay 16 personas contagiadas de coronavirus y debido a las precarias condiciones del sistema de salud existe la posibilidad de que varios de ellos fallezcan y no tengan un debido proceso de inhumación. El colectivo tiene videos donde registran las precarias condiciones del cementario en Tumaco. Incluso, tienen en su poder material que muestra que muchos han optado por enterrar a sus muertos en la madrugada y saltándose todos los protocolos de bioseguridad.
Sobre los tres cadáveres abandonados, Santoyo señala que están corroborando la hipótesis de que los familiares dejaron los cuerpos al no tener las condiciones económicas para enterrarlos. Aunque no se descarta que también sean víctimas de violencia.
«Las personas que trabajan en los cementerios tienen problemas de informalidad, precaridad, muchos viven de lo que les ofrecen las personas que van a inhumar a alguien. Los registros de los cementerios no se apegan a una norma nacional», agregó el director.
El escenario no es único de Tumaco, se replica en otros diez municipios del pacífico nariñenese que, aun más en época de pandemia, no cuentan con los elementos de bioseguridad para manipular los cadáveres que deja el virus y la violencia que no para en estas zonas. La comunicación con la capital pastusa también es limitada por el mal estado de las vías terrestres, lo que dificulta la llegada de ayudas.
Semana.