
El menor fue trasladado a un hospital tras sufrir desmayo y no reaccionar

La tranquila rutina del Colegio Nuestra Señora de Fátima, ubicado en la localidad de Tunjuelito al sur de Bogotá, se vio sacudida por una tragedia inimaginable. Un estudiante de once años perdió la vida mientras jugaba fútbol durante el receso. La Secretaría de Educación de Bogotá confirmó los hechos tras una inspección exhaustiva.
Eran las 12:50 de la tarde del martes 11 de junio de 2024 cuando los estudiantes disfrutaban de su momento de receso. Entre ellos, un niño cuyo nombre no ha sido revelado para proteger la privacidad de la familia, comenzó a sentirse mal. Según testimonios de sus compañeros, el menor se quejó de un fuerte dolor de cabeza mientras jugaba en las instalaciones del colegio.
La situación, en principio, no parecía alarmante. Sin embargo, los compañeros del niño, alertados por su malestar, avisaron de inmediato a los docentes. La Dirección de Bienestar Social y Familia del colegio detalló en un comunicado que el menor fue llevado al área de orientación tras referir el dolor de cabeza y presentar un sangrado nasal.
La Respuesta del Colegio
Los docentes actuaron rápidamente. Al ver que el estado del niño empeoraba, solicitaron una ambulancia a través de la línea de emergencias. «Pese a que parecía ser una situación normal, infortunadamente el estudiante se desmayó, situación ante la cual el colegio inmediatamente solicitó una ambulancia,» indicaron las autoridades.
Los profesionales de la salud llegaron rápidamente al colegio. Evaluaron al menor, cuyo estado era crítico, e iniciaron labores de reanimación en el lugar. La gravedad de la situación obligó a trasladarlo al Hospital El Tunal, uno de los centros médicos más cercanos.
El Desenlace en el Hospital
En el hospital, a pesar de los esfuerzos del personal médico, el niño fue declarado muerto al poco tiempo de ingresar. La noticia cayó como un balde de agua fría no solo para la familia del menor, sino para toda la comunidad educativa del Colegio Nuestra Señora de Fátima.
“El equipo médico de la empresa prestadora del servicio de salud realizó la primera atención médica; ante el estado crítico del menor, los profesionales iniciaron maniobras de reanimación y dispusieron su traslado hacia el centro médico más cercano (Hospital El Tunal). Lamentablemente, y pese a que los profesionales de la salud agotaron todas las instancias para intentar reanimar al estudiante, fue reportado como fallecido al ingresar al centro médico”, puntualizó el reporte oficial.
Investigación en Curso
El Instituto de Medicina Legal, en conjunto con el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía General de la Nación, ha iniciado la investigación para determinar las causas exactas de la muerte del menor. Este proceso es vital para esclarecer los hechos y brindar respuestas a la familia y a la comunidad escolar.
Un Adiós Doloroso
El colegio Nuestra Señora de Fátima, profundamente consternado, expresó sus condolencias a la familia del estudiante. En un emotivo mensaje, resaltaron el impacto positivo del menor en la comunidad escolar: “Reitera el mensaje de condolencia a sus padres, familiares y compañeros, conscientes que su legado como estudiante comprometido, compañerista y apreciado por toda la comunidad escolar, perdurará siempre en nuestros corazones”.
La Secretaría de Educación de Bogotá también se ha comprometido a acompañar a la comunidad educativa en este difícil momento. Desde las primeras horas del 12 de junio, estarán presentes en el colegio para ofrecer apoyo emocional y logístico tanto a los estudiantes como a los docentes y familiares.
Reflexiones y Acciones Futuras
Esta tragedia ha abierto un espacio para la reflexión sobre la importancia de contar con protocolos efectivos de atención médica en las instituciones educativas. La rapidez de la respuesta es crucial, pero también lo es la preparación del personal docente para manejar emergencias de salud.
En un mundo donde los niños deben sentirse seguros y protegidos en su ambiente escolar, esta dolorosa pérdida nos recuerda la fragilidad de la vida y la necesidad de estar siempre preparados para lo inesperado. La comunidad educativa de Bogotá se une en el duelo y en la promesa de aprender y mejorar para prevenir futuras tragedias.