
Inundaicones Santa Marta. Foto Diario del Magdalena
Santa Marta no terminaba de celebrar sus 500 años de historia cuando la fuerza de la naturaleza la sacudió. Un aguacero inusual, que se extendió por más de cuatro horas la tarde del domingo, desató una emergencia en cadena: inundaciones en al menos 60 barrios, ríos desbordados, vías intransitables y una ciudadanía entre la angustia y la indignación.
Según el reporte del alcalde Carlos Pinedo Cuello, en apenas tres horas cayeron 155 milímetros de lluvia, una cifra que, según expertos, equivale a más de la mitad del promedio mensual en la región. Las zonas más afectadas fueron barrios populares como Pescaíto, donde el agua alcanzó hasta dos metros de altura, arrastrando motocicletas, automóviles y enseres domésticos, dejando decenas de casas completamente anegadas.

“El agua se nos metió como si fuera un río. No nos dio tiempo de salvar nada”, relató Doña Ángela, vecina del sector, mientras sacaba con baldes el agua lodosa de su casa. Las imágenes que circulan por redes sociales muestran calles convertidas en caudales y ciudadanos subidos en techos o cargando a sus hijos entre las corrientes.
La Alcaldía declaró alerta naranja y activó un Puesto de Mando Unificado junto a organismos como Bomberos, Defensa Civil y Cruz Roja, para atender las múltiples emergencias. Pero la respuesta institucional no ha calmado las críticas.

Esta emergencia reavivó el malestar de muchos samarios por el abandono de las obras de infraestructura básica, en especial el sistema de alcantarillado pluvial, que colapsó casi de inmediato. “Santa Marta gastó miles de millones en una fiesta para celebrar sus 500 años, pero seguimos sin un sistema que aguante una lluvia”, se lee en algunos comentarios en redes, donde la molestia crece al ritmo del agua estancada.
Históricamente, Santa Marta ha sido vulnerable a los temporales, en parte por su cercanía con la Sierra Nevada y la deficiente planeación urbana. A medida que avanza la temporada de lluvias en el Caribe, crecen los temores de que eventos como el del domingo se repitan.
Hasta el momento, no se reportan víctimas fatales, pero las pérdidas materiales son cuantiosas y decenas de familias permanecen en albergues improvisados o a la espera de ayudas. Las autoridades locales anunciaron un censo urgente y solicitan al Gobierno Nacional apoyo logístico y humanitario.