FUENTE AGENCIA DE NOTICIAS RPTV
El 6 de noviembre, hace 30 años, comenzó a las 11:35 de la mañana en pleno centro de la capital del país, costado norte de la Plaza de Bolívar, el asalto de la guerrilla del M-19, llamado “Operación Antonio Nariño, por los derechos del hombre”, que pasó a la historia de Colombia como el holocausto institucional jamás ocurrido en su suelo patrio. Hecho que se saldó con 43 civiles y 11 soldados, muertos; más 33 guerrilleros dados de baja y 11 desaparecidos.
El M-19 metió en el Palacio de Justicia a sus dos comandantes, Andrés Almarales y Luis Otero Cifuentes, más un puñado de guerrilleros rasos que se distribuyeron en los pisos del edificio con el fin de tomarlo y hacer cautivo a magistrados y a todos quienes se encontraban en la edificación.
La reacción del ejército no se hizo esperar. En línea de mando estaban el Presidente de la República, Belisario Betancur Cuartas; y los generales, Miguel Vega Uribe y Jesús Armando Arias Cabrales. Ordenaron que retomaran el Palacio más de 1.000 hombres, validos de servicios helicotransportados, tanques de guerra y armamento pesado. El todo por el todo.
Las fuentes dicen que la toma al Palacio de Justicia fue ideada y planeada por el guerrillero del M-19 Luis Otero, mientras que el guerrillero Álvaro Fayad fue el encargado de aprobar el plan.
Otero ya había planeado otras operaciones del M-19, como el robo de la espada de Bolívar, el asalto al Cantón Norte y la toma de la embajada de la República Dominicana, hecho por los cuales fue enjuiciado en un Consejo Verbal de Guerra, pero tras una amnistía salió de la cárcel.
Si bien la operación tuvo que ser abortada debido a la alerta de las autoridades sobre el plan, rompiendo una norma del grupo de jamás retomar un plan cancelado se decidió retomar la operación ya que tanto el plan de Fayad como, principalmente, de Otero era obligar al presidente Betancur a presentarse a un juicio aprovechando la ventaja del edificio, similar a una fortaleza, además de su valor simbólico como sede la justicia colombiana e igualmente aprovechando la relación de los cuadros negociadores del M-19 con los magistrados siendo éstos, tiempo atrás, docentes de derecho de los anteriores.
Así actuó el M-19
Estos son los apartes de un supuesto documento del plan de asalto al Palacio de Justicia encontrado durante un allanamiento a miembros del M-19 días después del ataque:
“Escuadra número 3: Al mando de Pacho, Bernardo. Su misión es garantizar el asalto de la escalera interior a la Biblioteca y copar el flanco Norte del primer piso. Estará conformada por: Pacho, Bernardo, Ismael, Esteban. Medios: 1 Carabina Uzi, 2 Fusiles, 1 M3. 2 Granadas.
Escuadra número 4, (de apoyo): Aldo, Leonor, Roque, Natalia, Marina, Pilar. Medios: cortos, 3 granadas. Asalto al 3º y 4° pisos. El 2º pelotón estará al mando de Jaime y compuesto por unidades.
Escuadra número 1: Lucho, Adán, Iris (Eduardo), Iris (Antonio), Fabio Camacho Patricia, Michel, Paula, Betty.
Escuadra número 2: Andrés, César, N.N. Esteban, Orlando, Juan, Jorge, Claudia, Profe, Mono. Medios: 14 Fusiles, 1 Matzen, 1 Carabina Uzi, 10 Granadas La escuadra número 1 entrará por la escalera principal del flanco sur y la escuadra número 2 por la escalera principal del flanco norte. La primera al cuarto piso y la segunda al tercer piso. Cada una dejará un hombre en el 2° piso”.
Nota: 1. LA VANGUARDIA: Chucho y tres más. Dos (Nohora y Pedro) que tendrán vehículo de retaguardia donde va, además, Rafael 2. EL GRUESO: En el camión, los medios ingenieros. explosivos, intendencia y la escuadra número 1 del pelotón 2 (Mando: Lucho). 3 RETAGUARDIA: Pacho más 3. Más Nohora, Pedro Rafael y la escuadra número 2 del pelotón (Mando: de César).
1ª LÍNEA DE DEFENSA:
Sótano: Chucho, Andrés, William, Marcela, Pedro. Flanco Norte: Pacho, Roque, Bernardo, Estéban, Mono.
Flanco Oriental: Lázaro, Fabio, Natalia, Diana, Juan”.
Retoma del ejército
Momentos después de la toma, las Fuerzas Militares de Colombia iniciaron el operativo de retoma. El Jefe del Estado Mayor de la XIII Brigada, el Coronel Luis Carlos Sadovnik activó el Plan de Defensa Nacional «Tricolor 83» y el Centro de Operaciones de la Brigada (COB), los primeros en llegar a las inmediaciones del Palacio de Justicia fueron algunos miembros del Batallón Guardia Presidencial que prestaban servicio al presidente en la contigua sede del gobierno colombiano, la Casa de Nariño.
Después del mediodía, llegaron los primeros tanques EE-09 Cascavel y Urutú, que fueron ubicados alrededor del Palacio, sobre la Plaza de Bolívar y las carreras Séptima y Octava. El presidente Belisario Betancur fue informado del hecho.
A la 13:00 horas los guerrilleros le dijeron al magistrado Alfonso Reyes Echandía, mantenido como rehén, que nada le iba a suceder y que lo requerían para negociar. Los guerrilleros del M-19 se refugiaron en el cuarto piso junto a algunos rehenes, realizaron llamadas telefónicas al Palacio de Nariño, sede presidencial, y a varios medios de comunicación, para hacer conocer sus exigencias. El M-19 exigía la publicación en los diarios y la difusión en las cadenas radiales de una proclama; pidieron la creación en una cadena radial de un espacio diario para la expresión de la oposición y la presencia del Presidente de la República o su apoderado ante la Corte Suprema de Justicia, para efectos de hacerle un juicio político.
Minutos más tarde, un grupo de soldados del Batallón Guardia Presidencial entró al Palacio para sacar los cadáveres de dos vigilantes, mientras un oficial y un suboficial recuperaban la ametralladora del tanque Urutú. A las 13:30 (UTC-5), los primeros vehículos blindados ingresaron por el sótano. A las 13:20, el comandante guerrillero del M-19 Luis Otero se comunicó con algunos medios de comunicación para confirmar la autoría y el nombre de la toma.
A las 13:55, un tanque EE-09 Cascavel rompió la puerta principal del Palacio. A las 14:00, dos helicópteros dejaron en la azotea del edificio a un grupo de policías del Comando de Operaciones Especiales de la policía, que también ingresó al Palacio. Otro de los tanques Urutú trató de irrumpir en una de las puertas del recinto para rescatar el cadáver del subteniente de la Policía José Fonseca Villada, asesinado por los guerrilleros al comienzo de la toma, pero debido a la estrechez de ésta, perdió la metralleta y, por el tiroteo con los guerrilleros del M-19, debió ser retirado. Dos tanques ingresaron por la puerta principal y obligaron a los guerrilleros y rehenes a subir a los pisos superiores, mientras que en la parte posterior del Palacio de Justicia se inició un incendio. Los combates se intensificaron en el sótano, mientras los subversivos se desplazaban a los pisos superiores.
Quince minutos después fueron liberados algunos rehenes, trasladados a la Casa del Florero para su identificación, a excepción de los heridos que fueron llevados a clínicas y hospitales. Luego, a las 14:25, un tercer tanque ingresaba a la edificación, con soldados del Batallón Guardia Presidencial y de la Escuela de Artillería, mientras hombres del Grupo Operativo Antiextorsión y Secuestro (GOAS) de la policía llegaban por la azotea.
A las 15:00 el presidente Betancur pidió ayuda y consejo a algunos ex-presidentes, candidatos a la Presidencia y congresistas, estos primeros concordaban en que era mejor negociar en lugar de retomar el Palacio. Cinco minutos después, Álvaro Villegas Moreno, presidente del Congreso, hablaba por teléfono con Reyes Echandía y el magistrado Pedro Elías Serrano, quienes le solicitaron pedirle a Betancur el cese al fuego. En una segunda conversación, Reyes Echandía le dijo que se encuentra en el cuarto piso con los guerrilleros, dato confirmado por uno de los subversivos que le quitó el teléfono y quien comunicó que, de no llegarse a un cese al fuego, nadie iba a salir vivo. A las 15:15 Villegas le llevó el mensaje a Betancur, quien respondió que no iba a negociar y que no había logrado comunicarse con Reyes.
A las 16:10, les ordenaron a los soldados que ingresaron por la puerta, buscar rehenes para ayudarles a salir. Varios estruendos se escucharon desde el sótano y los primeros pisos, lo que llenó de humo el edificio. Reyes Echandía seguía pidiendo el cese al fuego, secundado por otros magistrados a través de la radio. A las 16:50, la Cámara de Representantes repudiaba la toma y se declaraba en sesión permanente.
A las 17:10, Reyes Echandía logró comunicarse con el general Víctor Delgado Mallarino, director general de la Policía Nacional y amigo suyo. Reyes le pidió que cesaran el fuego porque de no hacerlo todos iban a morir, a lo que Delgado respondió diciéndole que estaba haciendo lo posible por rescatarlos y que necesitaba comunicarles a los del M-19 que el gobierno no iba a negociar. Otero y Delgado hablaron. A las 17:30, el general Jesús Armando Arias Cabrales, comandante del Ejército, toma el mando de la operación de rescate.
A las 7:00 am Betancur aceptó dialogar con los subversivos y ordenó al director de la Policía Carlos Martínez Sáenz darles el mensaje, Reyes Echandia había logrado comunicarse con Martínez y este afirmó haber dado la orden de cese al fuego, pero argumentando problemas de comunicación la orden no se había cumplido. A la 01:30 PM del 7 de noviembre y a los empleados Carlos Augusto Rodríguez, administrador de la cafetería del Palacio, y Cristina del Pilar Guarín, cajera de la cafetería, son captados por un vídeo con vida. Al parecer, los dos fueron llevados a la Casa del Florero, a pocos metros del lugar, pero nunca más se supo de ellos.28 La orden de Almarales era que los heridos salieran del baño donde estaban sitiados y que algunos guerrilleros, entre ellos Irma Franco y Clara Elena Enciso salieran.
El Consejero de Estado Reynaldo Arciniegas fue liberado por los guerrilleros del M-19, para llevar un mensaje al presidente Betancur y permita el ingreso de la Cruz Roja y se comience a negociar sin saber que la orden de cese al fuego no fue cumplida ni dada y al rato sucede una explosión adentro de los baños. Vega Uribe anuncia que la toma y retoma del Palacio había terminado.
Una vez terminada la retoma, periodistas documentaron cómo había quedado el Palacio mientras que soldados, policías y miembros de la Defensa Civil sacaban los cadáveres, los cuales fueron llevados por los castrenses sin que el Instituto de Medicina Legal (órgano estatal autorizado para el levantamiento de cadáveres) pudiese tener participación. En el baño se dejaron prendas y se sacaron cadáveres calcinados imposibles de identificar.