Ingeniero catastral, hijo de los dueños del restaurante El Carrascal de Maní, poseedor de un carisma para tratar a la gente, Robinson Macías siente que su pueblo debe abrirse entre las dificultades que se están presentando por la caída del petróleo y el recorte de regalías.
«El turismo es un potencial que tenemos», asegura Robinson, mientras contempla la naturaleza que bordea su patria chica.
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