«Yo iba con los dolores de parto, en compañía de mi comadre, cuando no aguanté más y me tocó quedarme quieta. Entonces mandé a mi hija mayorcita a que fuera a buscar a la Policía, porque estábamos a dos cuadras de la estación», dijo a Las Chivas del Llano doña Yenni del Carmen Ortiz, quien el pasado jueves en la noche (27 de octubre) dio a luz en una calle de Paz de Ariporo, auxiliada por dos agentes de la Policía.
«Yo no sabía qué hacer, porque no había ni taxis, ni ambulancias y el bebé ya se me venía», dijo doña Yenni, mientras le echaba una mirada a su hijo en la habitación del Hospital del pueblo, a donde fue llevada anoche mismo.
Y es que a esa hora, pasadas las diez de la noche, Paz de Ariporo estaba solo. Las vías un poco oscuras y cerca a la calle primera con novena, apenas se divisaban tres figuras que caminaban a paso lento.
«Yo estaba en el puesto cuando llegó una señorita alertándonos que su mamá estaba en trabajo de parto. Corrí hacia el lugar, a menos de dos cuadras, y ayudamos a la señora. la recosté en mi hombro, esperando la llegada de un taxi o una ambulancia, pero las contracciones que tenía eran fuertes y no aguantó más», relata el patrullero Carlos Andrés Rey Castañeda, quien tuvo que hacer el papel de partero.
«Tan pronto la acomodamos en el piso, el bebé asomó la cabecita y lo ayudamos a nacer. Fue emotivo verlo llegar a la vida», cuenta con alegría el uniformado.
La emoción fue grande. En pocos segundos Andrés corrió hasta el comando y trajo una manta para envolver al bebé. En ese instante llegó la ambulancia con el grupo de paramédicos que ayudó a cortar el cordón umbilical.
Hoy doña Yenni, quien cumplió 38 años y es madre de seis hijos, está feliz con su criaturita, recuperándose en una habitación del Hospital local de Paz de Ariporo. «Es una bendición de Dios y voy a bautizarlo con los nombres de los policías que me ayudaron en el parto: Roldán y Andrés», dijo mientras sonreía, al tiempo que contestaba la llamada de un pariente que la felicitaba por ser nuevamente madre.
Los uniformados, quienes andan felices porque en medio de tanto trabajo de orden público que deben adelantar a diario, fueron bendecidos con ser parteros, le llevaron a la dichosa madre unos detalles para el bebé.
«Y de paso quiero pedirle a mi vecina que si lo considera me de la oportunidad de ser padrino del niño, porque así como lo ví nacer, quiero verlo crecer y convertirse en un hombre de bien», le dijo Andrés a doña Yenni, quien con una carcajada de felicidad le respondió: «claro mijo, que así será!».