El Congreso de los Diputados votó 180 votos a favor, 169 en contra y una abstención, que obligó a que el líder del Partido Popular (PP) dejara su cargo
Con el apoyo de una heteróclita mayoría, el líder socialista Sánchez, secretario general del PSOE, toma el poder en España gracias a la moción de censura en el Parlamento contra Rajoy.
En una breve intervención ante la cámara baja del Parlamento, Rajoy, cuando todavía era presidente, reconoció su derrota. “A la vista de lo que todos sabemos, podemos presumir que la moción de censura saldrá adelante. En consecuencia, el señor Sánchez será el nuevo presidente del gobierno, y yo quiero ser el primero en felicitarlo”, declaró Rajoy.
“Suerte a todos ustedes por el bien de España”, dijo a modo de cierre.
Para echar del poder a Rajoy, en el cargo desde diciembre de 2011, Sánchez armó una heteróclita coalición con la izquierda radical de Podemos, los independentistas catalanes y los nacionalistas vascos.
El PSOE promovió la moción de censura hace una semana, tras conocerse la sentencia judicial de la Gürtel, una trama corrupta consistente en una red de empresas que de 1999 a 2005 sobornaron a cargos del PP para obtener contratos públicos en distintos puntos del país.
La sentencia fue una bofetada para el PP, que no obstante la recurrirá.
El partido conservador fue condenado a pagar más de 245.000 euros como “partícipe a título lucrativo” de la trama, la justicia consideró probado que hubo una caja B desde 1989, y el tesorero que la administró, Luis Bárcenas, fue condenado a 33 años de prisión.
Sánchez completa así, en apenas un año, un recorrido sorprendente: en mayo del año pasado recuperó el liderazgo del PSOE, meses después de verse defenestrado por una rebelión interna, y ahora preside el gobierno español.
En su exposición de motivos, el jueves, prometió que mantendrá los presupuestos de 2018 elaborados por el PP, aprobados hace una semana en la cámara baja y pendientes de tramitación en el Senado, donde los conservadores tienen mayoría.
Un gesto paradójico y destinado a atraerse el apoyo decisivo del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que gobierna esta región del norte de España y arrancó de esos presupuestos un paquete de inversiones en infraestructuras de 540 millones de euros.
Pero dado lo variado de sus apoyos, su mandato se anuncia de corto recorrido. Sánchez reconoció que “es evidente que tenemos que ir a unas elecciones generales”, y abogó por “que consensuemos ese horizonte electoral”.
La convocatoria electoral es además una exigencia firme del partido liberal Ciudadanos, rival del PP en la derecha y que según los sondeos va viento en popa.
“Yo no quiero un gobierno zombi por la corrupción, pero tampoco quiero un gobierno Frankenstein con los que quieren liquidar España”, advirtió el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, indignado por el apoyo de los separatistas catalanes a la moción socialista.
El jueves en el Parlamento Rajoy cargó duramente contra Sánchez, al que acusó de hacer con la moción “un ejercicio de oportunismo al servicio de [su] ambición personal” y de poner en riesgo la recuperación de la economía.
La inminente votación sacará del poder a un Mariano Rajoy que en los últimos tiempos sobrevivió a la grave crisis económica de 2008-2013, y al desafío separatista catalán, la peor crisis política en España en cuatro décadas.