Es José Antonio Pinzón Zambrano, quien hizo parte del Circo Colombia N.º 4 de las Fuerzas Militares. Dice adiós a 20 años de servicio, en los cuales se subió al escenario.
Entre risas, saltos, luces, vestidos que destellan colores, brillo, aplausos y mucha magia en el Circo Colombia N.° 4, el soldado profesional José Antonio Pinzón Zambrano aportó a la construcción, desarrollo y progreso de las comunidades más vulnerables del país.
Ahora, 20 años después de estar prestándole un servicio especial al país, dice adiós a la vida circense.
El rostro de Pinzón o del payaso ‘Bombil’, como es conocido en el escenario, cuenta historias de amor, de alegría, de esperanza y de esa ingenuidad que sorprendió a cada niño, niña, adolescente y padres en cada función.
Cada minuto no se parece al siguiente. Cada minuto fue determinante para llevarle alegría y amor a través de este escenario, porque sí, cada persona que entra al circo olvida su realidad y le da paso a la magia.
Desde que ingresó a las filas de la institución, en enero del 2002, como soldado regular, aprendió el arte circense como payaso, equilibrismo y malabarismo. Posteriormente ingresó como soldado profesional y recorrió los departamentos de Cundinamarca, Caquetá y Guaviare.
Después realizó el curso Grupo Especial de Operaciones Sicológicas de Acción Integral, siendo el curso número seis de GEOS. Gracias a este curso tuvo la oportunidad de trabajar en emisoras de Miraflores, en el Guaviare, y La Julia, en Meta.
Debido a sus aptitudes circenses con las que contaba este soldado, fue agregado al entonces llamado Circo Centauros, que en la actualidad es conocido como el Circo Colombia N.° 4, y desde ese momento recorrió cada rincón de los departamentos del Meta y Guaviare.
“Cuando yo era pequeño y veía pasar a un militar supe que ese sería mi proyecto de vida. Mi vocación era ser soldado de Colombia. Gracias al Ejército Nacional logré unir mis dos pasiones: el arte circense y el amor por mi patria. Llegué a las poblaciones más alejadas con un mensaje de amor y respeto a través del arte”, dice el militar, dejando ver en sus ojos emoción.
Tiene 37 años y fue criado por Jairo Navas quien es su padrastro, una persona fundamental para el soldado. Le enseñó a afrontar cada reto y le inculcó siempre el amor, el respeto, la lealtad y algunas destrezas circenses. Además del apoyo incondicional para ingresar a ser un hombre del Ejército.
Al soldado Pinzón siempre lo acompañaron sus más leales amigos, Manchas y Taison, dos perros del show; pero también, loros: Natalia, David, Velásquez y Mónica, que, como él, también, reparten risas y diversión a la población, ya que lo han acompañado en sus espectáculos. Siente un profundo amor y respeto por los animales, a los que entrena con paciencia para cada uno de sus actos.
Pero hoy la nostalgia y la tristeza invaden al soldado Pinzón, pues sus 20 años de servicio como soldado de Colombia terminaron.
Sin embargo, dice que se va con la satisfacción del deber cumplido, pues cada vez que se sube a una tarima la sonrisa de los niños alimenta enormemente su corazón.
“Agradezco al Ejército Nacional por el apoyo recibido. Cumplí con mis dos grandes pasiones, y fue en esta institución donde encontré a mi familia, en cada soldado y en cada superior un gran apoyo”, asegura.
Para él, el Grupo Especial de Operaciones Sicológicas de Acción Integral es lo más valioso con lo que cuenta la institución, pues sostiene que los soldados en el país están dispuestos a servir con honor y gallardía, llevando progreso y desarrollo hasta en el último rincón del territorio nacional.
Dentro de sus últimas funciones visitó los municipios de Puerto Concordia (Meta) y El Retorno (Guaviare), en donde recibieron al soldado profesional Pinzón junto con otros 15 soldados que hacen parte del Circo Colombia N.° 4, para llevar un espectáculo lleno de luces y color por mes y medio.
El soldado Pinzón hoy hace parte del retiro asistido, cumpliendo con honor sus 20 años de servicio a la institución, y al igual que en el primer espectáculo, en el último, dijo adiós a su vida militar y a la circense, guardando en su mente y en su corazón los rostros alegres y los aplausos vividos en aquella tarima, antes de que baje el telón.
Fuente, Periódico del Meta
Leave a comment