El nombre Orocué viene de la lengua indígena yaruro y significa «lugar de descanso»
Por Jhonny Zeta
Cinco horas por tierra distancian a Yopal, Casanare, de Orocué; pero la llegada más mágica se puede hacer en dos horas, partiendo antes del amanecer en yate desde Puerto Gaitán, Meta. Animales, herramientas, utensilios, repuestos, alimentos, turistas y lugareños arriban al puerto para quedarse o seguir de largo dos o tres días más hasta Puerto Carreño, donde las aguas del río Meta se entregan al gran Orinoco.
El nombre Orocué viene de la lengua indígena yaruro y significa «lugar de descanso». Fundado en 1850 ha sido puerto de mercaderías que entraban y salían hacia diferentes lugares del mundo. El sincretismo cultural hace converger la cultura llanera con las costumbres indígenas, la influencia boyacense de las tierras altas y la música carranguera, entre otras particularidades. La Casa Museo La Vorágine se abrió en enero de 2017, como una iniciativa privada sin ninguna ayuda gubernamental. En Orocué, José Eustasio Rivera inicia una de las obras más monumentales de la literatura americana. La Vorágine, como Orocué, es un remolino de emociones, donde las caucherías, los amaneceres, la selva, los morichales, animales y personajes hacen parte de este Macondo desconocido por la cultura andina que se cree toda Colombia.
Casa Museo La vorágine, donde se hospedó José Eustasio Rivera entre 1918 y 1920 para escribir la primera parte de su obra culmen
Atardecer desde el malecón de Orocué, a orillas del río Meta.
Pertenecías de la familia Amézquita. Casa museo La Vorágine.
Parque La Vorágine
Escultura que representa a Alicia y Arturo (personajes de La Vorágine).
Niño acompañando la escultura de hombre con arpa, sobre la vía peatonal del malecón.
Caimán del Orinoco (en riesgo de extinción). Criadero en la salida hacia Yopal.
En las escuelas de las comunidades indígenas (8 resguardos) se enseñan los saberes ancestrales y la lengua propia.
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