
Yopal, 19 de agosto de 2025 — Un nuevo capítulo de la confrontación política en Casanare culminó con un golpe directo a la comunidad. Con el rechazo del proyecto de ordenanza 015, la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Departamental archivó la incorporación de más de 133 mil millones de pesos del superávit de 2024, recursos que iban a financiar programas sociales y obras estratégicas para el departamento.
El gobernador César Ortiz Zorro no tardó en calificar la decisión como un acto de «odio y revanchismo político» que «ha condenado al pueblo de Casanare a padecer las consecuencias» de un conflicto que, según él, afecta a todos los sectores.
Los programas que la Asamblea dejó en el limbo
La negativa a los recursos, según la administración, pone en riesgo una lista de programas esenciales que ya contaban con financiación asegurada:
- Alimentación escolar para los niños y niñas.
- Paquetes nutricionales que benefician a más de 16.000 adultos mayores.
- Proyectos de vivienda digna para familias vulnerables.
- Fortalecimiento de la Unidad Renal del HORO.
- Atención y respuesta inmediata a la ola invernal y a emergencias como la fiebre amarilla.
- Mantenimiento de sedes educativas y programas deportivos y culturales.
- Mejoramiento de las vías y la compra de equipos biomédicos.
El rechazo no fue por fallas técnicas, sino por falta de voluntad
La secretaria de Hacienda, Gloria Lucía Rivera, defendió la legalidad de la iniciativa y aseguró que «la iniciativa no tenía impacto fiscal y todas las observaciones habían sido resueltas». El director de Planeación, Alfonso Cárdenas, fue más contundente: «Aquí no hubo errores ni fallas técnicas, simplemente no hubo voluntad».
La gestora social, Diana Soler, expresó su indignación por los miles de casanareños afectados. «Más de 16.000 adultos mayores dejarán de recibir sus paquetes nutricionales. Con cuatro votos negativos se afecta a miles de personas», lamentó.
Con la decisión, la Asamblea deja a miles de familias casanareñas sin soluciones inmediatas y frena el desarrollo de programas que ya estaban en marcha. El dinero, destinado a sectores sociales y estratégicos, permanece represado, mientras el «odio político» se impone sobre las necesidades de la gente.