Con la huelga de Avianca, el dueño de Envía revivió la audacia que lo enriqueció empezando con unos camiones en Casanare hace 50 años y se lanzó a incursionar en los aires
Henry Cubides llevaba meses pensando en mover sus fichas. Cuando estuvo seguro, después del paro de Avianca en donde quedó evidenciado el monopolio de la empresa, lo hizo: elevó su participación del 40 al 85% de la aerolínea Easyfly. Cincuenta y tres años después de empezar su aventura en el transporte terrestre, ahora pasaba a ser el dueño de una aerolínea.
Su primera inversión fue la compra de cinco buses en 1964 y ocho años después las convirtió en tractomulas con capacidad para trasportar combustible. En 1984, cuando empezaba la bonanza petrolera en el Casanare y aún no había oleoducto, los propietarios de camiones eran los encargados de movilizar el petróleo en sus carrotanques. Las carreteras eran pésimas -destapadas y angostas, entre precipicios- y estaban controladas por la guerrilla que vio allí una oportunidad de extorsión. Los conductores rezaban contra sus dos enconados enemigos en el camino: la lluvia y los retenes guerrilleros.
El único que se le midió al reto fue Henry Cubides. Había creado su empresa, Coltanques, con sus primeros cinco carrotanques modelo 60. Empezó así su relación como transportador con Grasco, Esso y Móbil para mover aceite de palma, crudos y derivados del petróleo que lo transformarían. Ganó licitaciones importantísimas para transportar petróleo hacia La Dorada desde Campo Dina y Tello en el Huila. Con la Texas en Puerto Boyacá trabajó cerca de cinco años antes de conseguir la gran licitación en Casanare que le cambiaría la vida.
En 1984 Cubides ya tenía 70 carrotanques propios, una cifra que no alcanzaba a sacar todo el petróleo que exigía su contrato en Casanare. Con su labia fervorosa convenció a una docena de transportadores de Duitama a los que hizo millonarios para que prestaran la flota de 300 carrotanques que necesitaban. La tarea no fue fácil. Hubo accidentes en esas escarpadas carreteras, muchos de las tractomulas quedaron atrapadas en el fango imposible de pasar en los días lluviosos y, por supuesto, los ataques constantes de la guerrilla. Entre 1984 y 1988 Cubides perdió 23 carrotanques, quemados por la guerrilla. Un costo muy pequeño comparado con lo que ganó.
La plata que obtuvo por su arrojo en esos años le permitió consolidar Coltanques que ahora lleva carga en general, crudo y graneles por todo el país. Con la experiencia y capital acumulados, en 1996 fundó Envía que se dedica al servicio de paqueteo y mensajería especializada. A comienzos del 2000, después de convencer a transportadores urbanos como Universal y Metropolitana y de conseguir $30 mil millones en 8 créditos con ocho entidades diferentes, compró Metrobus la empresa con mayor influencia en Transmilenio.
Cubides no sólo tiene una aerolínea y una empresa de mercadería terrestre: es el máximo accionista del Atlético Bucarmanga; cuenta con un aeródromo en Casanare y es el mayor accionista privado de Ecopetrol. Cubides se ha acostumbrado a ganar hasta el punto que su lema es “Yo no pierdo en ningún negocio por más pequeño que sea”. Los números lo avalan: Sus negocios generan más de 5.000 empleos directos y lo hacen ganar unos 200 mil millones de pesos anuales.
Cubides no escapó a la tentación de la política. Hizo campaña al senado con el grupo Altenativa Liberal en las tumultuosas elecciones de 1989 en medio de las amenazas y las balas de los narcotraficantes y logró una curul para el senado. El matrimonio política y negocios le salió caro y le pasó la factura cuando el 14 de noviembre, el Consejo de Estado le decretó su muerte política por haber violado la Constitución en materia grave. En diciembre de 1993, mientras era senador, su empresa Coltanques celebró un contrato con la fábrica de Licores de Antioquia y otro con Ecopetrol en junio de 1994.
Es un empresario sui generis. En agosto del 2017 ayudó a Angélica Lozano y a Claudia López, movido por los preceptos de anticorrupción de las congresistas, a trasladar gratis las 4.330.000 firmas que recogieron en 150 cajas, desde 26 ciudades, hasta la Registraduría Nacional donde inscribieron su candidatura presidencial y puso su empresa Envía al servicio de la causa.
Ahora se propone, con el empuje que piensa meterle a Easy Fly, de la que acaba de tomar control, demostrar romperle el espinazo al monopolio de Avianca no solo como oportunidad de negocio sino por convicción de que los monopolios no son sanos para ningún país y menos cuando de transporte aéreo se trata.
POR LAS DOS ORILLAS