
Una promesa se cumplió. Y con ella, el sueño de muchas familias que ya no tendrán que dormir en un andén, esperar en una banca de hospital o pedir posada donde puedan. Desde ahora, Casanare tiene un hogar en Bogotá: Mi CASAnare, una casa pensada para los pacientes que deben venir a la capital por motivos de salud y no tienen dónde quedarse.
Está ubicada en una zona tranquila, tiene espacio para 30 personas y está completamente dotada. Cada cama, cada olla, cada rincón fue preparado con cariño, para que quienes lleguen puedan encontrar un poquito de alivio en medio de tanto trajín.
La casa fue entregada en comodato por la Sociedad de Activos Especiales (SAE) por cinco años. Y aunque no la compró el gobierno, sí la hizo posible la unión de muchas manos: cenas solidarias, una subasta en la Cumbre de Gobernadores y donaciones de gente que no preguntó “por qué”, sino “cómo ayudo”.
César Ortiz Zorro, gobernador de Casanare, lideró esta idea junto a la gestora social Diana Soler. Para ellos, esto no es solo un proyecto: es algo personal.
“Durante años, ayudamos como podíamos a quienes venían a Bogotá buscando salud. Hoy me emociona saber que ya no estarán solos, que tendrán un lugar digno donde quedarse”, dijo Zorro al cortar la cinta.
Diana también habló con el corazón en la mano:
“Aquí hay cobija, hay ollas, hay cama. Pero sobre todo, hay solidaridad. Esta casa no es de la Gobernación, es de la gente de Casanare”, dijo entre lágrimas.
Mi CASAnare no ofrece comida (por ahora), pero cada piso tiene su cocina, nevera y lo necesario para que las familias puedan prepararse algo. Se espera que pronto lleguen mercados donados para completar esa ayuda.
¿Quién puede quedarse?
Pacientes del sistema de salud, remitidos o con citas agendadas en Bogotá, y sus acompañantes. Especialmente quienes estén en situación de vulnerabilidad.
¿Cómo solicitar el cupo?
- Escribiendo al WhatsApp: 313 382 3639
- Por correo: asistenciahabitacional@casanare.gov.co
- O en persona: Calle 12 #25-46, Yopal
Desde anoche, ya hay una familia alojada. La casa comenzó a latir. Y en medio de esta ciudad tan grande y fría, hay un pedacito de Casanare que abriga, cuida y da descanso.
Porque nadie debería enfrentar una enfermedad lejos de casa… y solo.