Yo quiero también transmitirles un mensaje que me llega con profundo y con inmenso dolor.
Tuve el placer de conocer a Horacio Serpa Uribe, hace más de 20 años, lo traté, le conocí su amor por Colombia, su patriotismo y su gran convicción de servir a los menos favorecidos.
Tuve también el inmenso honor de ser su compañero en el Senado de la República, de trabajar a su lado y, en medio las diferencias, ser capaces siempre de construir.
Tuve también la enorme fortuna de conocerlo en su faceta humana como padre de familia, como esposo, y tuve la inmensa fortuna también de compartir con él cuando yo trabajaba en la ciudad de Washington y él era embajador ante la Organización de Estados Americanos.
Hoy he recibido la noticia de su fallecimiento con gran dolor, lo visité hace pocos meses en su casa y tuvimos una gran conversación.
Decía algún escritor que por una puntilla se pierde una herradura, por una herradura se pierde un caballo, por un caballo se pierde un caballero, por un caballero se pueden perder muchas más cosas.
Hoy, sin duda, la patria ha perdido a uno de sus grandes caballeros de la política y le pedimos a la Divina Providencia que lo tenga en su mejor rincón posible, porque Horacio Serpa Uribe fue un colombiano que en todas sus facetas mostró siempre el amor por este país.
A su familia, mi solidaridad; a todos los santandereanos, mi solidaridad; y hoy, como Presidente de la República, pido que hagamos un minuto de silencio en su nombre.
