BOGOTA
Goliat vence a David’, así podría titularse la realidad que atraviesan los 5.320 distribuidores minoristas de combustible en el país, debido a la guerra de precios que les estarían imponiendo los mayoristas. “Estamos en cuidados intensivos porque son 1.750 Pymes (Pequeñas y Medianas Empresas) que pueden desaparecer”, advierte Yúber Gámez, un minorista.
La difícil situación se presenta en gran parte del territorio nacional, aunque sus efectos son parecidos: reducción sustancial en ventas por parte de los minoristas y el cierre de un número importante de estaciones de servicios.
“Esta es la estación de servicio de El Salero, Melgar (Tolima), como ustedes pueden apreciar es la muestra innata de todo el problema que estamos viviendo los distribuidores minoristas de este país. Llevamos cerca de 14 meses de cierre de operaciones en los que no hemos podido abrir, debido a los continuos problemas financiero que nos ha arrojado la guerra de precios que tenemos con algunos distribuidores mayoristas de la zona”, dice Diego Buriticá, otro afectado.
La mala hora de los minoristas habría iniciado en 2010 cuando Terpel, una de las grandes distribuidoras de combustibles del país, fue adquirida en un importante porcentaje por la Compañía de Petróleos de Chile (COPEC). La firma extranjera llegó con ideas renovadas que incluían no solo la distribución, sino también la venta directa al consumidor de gasolina y ACPM.
“Ya comienza Terpel con el tema de hacer estaciones de servicio propias, y ellos mismo a manejarlas con unos precios muy por debajo, que yo como minorista independiente no podía vender”, sostiene Héctor Mario Gómez, quien, de la noche a la mañana y tras las nuevas reglas de juego, vio reducir sus ventas estrepitosamente, pues pasó de vender 270 mil galones al mes a tan solo 50 mil.
Llegó a ser tan crítica la situación que Héctor Mario debió reducir de 17 a 5 el número de empleados que tenía, y como si no fuera suficiente le tocó convertirse en el vigilante de la estación de servicio de su propiedad.
“Yo llegaba a la oficina, en el segundo piso, ahí me acostaba, como tenía cámaras ponía el televisor en frente y me acostaba, cuando escuchaba algún ruido me despertaba y miraba a las cámaras. Entonces, veía a alguien en algún surtidor y me tocaba salir” recuerda este caleño.
Hoy libra una dura batalla legal contra la multinacional, por lo que su abogado Leonidas Pino Cañaveral denomina, “el abuso de posición de dominio de Terpel para con los distribuidores minoristas tradicionales del combustible en Colombia”.
Situación que en el largo plazo afectaría a los consumidores colombianos, según lo expresa el ex magistrado de la Corte Constitucional, Nilson Pinilla, quien defiende los intereses de los minoristas en el país.
“El manejo de maniobras fraudulentas para incidir en los precios de los artículos oficialmente considerados de primera necesidad; inciden en los precios bajándolos, diríamos que eso es bueno, pero si cierra la competencia se suben los precios y quien termina pagando finalmente es el consumidor”, explica.
“Es totalmente falso, es una calumnia que nos hacen a la marca. Es una competencia que claramente beneficia al consumidor final. Es un injusto señalamiento. Esto es libre mercado, libre competencia, y tanto las estaciones, los mayoristas, empresarios independientes, pueden decidir y pueden tener el mismo rol que nosotros tenemos”, responde el vicepresidente comercial de combustibles de Terpel Colombia, Johan Patiño.
La posición de Patillo es respaldada por algunos minoristas. “Yo voy a un restaurante y no me siento bien atendida, muchas veces no es el precio lo que me fideliza es la atención, el sabor”, indica Luisa Álvarez, distribuidora afiliada a Terpel.
Otros como Karen Saavedra, quien también maneja una estación de servicio aliada a la compañía, manifiesta que la no adaptación a los nuevos tiempos y la utilización de métodos gerenciales obsoletos son la razón de la baja rentabilidad en muchos minoristas.
“La gente que tiende a vender estas estaciones de servicios, son gente que vienen con el negocio tradicional que está acostumbrado a manejar la estación de servicio de otra manera y cuando les llega este cambio en el mercado, pues les cuesta reducir los márgenes, pero eso no quiere decir que no sea rentable”.
La gasolina y el ACPM tuvieron para este mes de octubre un aumento en promedio por galón de 119 pesos y 104 pesos, respectivamente. Incrementos que los mayoristas pueden manejar por su capacidad de alcance y ventas, llegando incluso a ofrecer los combustibles por debajo del precio de referencia, algo difícil de sortear para los independientes.
“A mí me queda muy difícil competir con mi patrón; ellos son los que me venden el combustible. Así voy a quebrar muy rápido”, augura el minorista, Nelson Daza.
Los pequeños distribuidores esperan salir del atolladero en el que se encuentran, con la esperanza de al final revertir la desventaja frente a Goliát.
RPTV NOTICIAS