Una visita a los trabajos de producción que se adelantan con personal participante en los procesos de reintegración, adelantó el gobernador Marco Tulio Ruíz y su equipo de gobierno, en zona rural del municipio de Hato Corozal. Las labores armónicas y constructivas entre excombatientes de guerrilla y autodefensa, en un solo proyecto, son el ejemplo de que la reconciliación sí es viable.
Se trata de un proyecto propuesto por 100 familias desmovilizadas de las autodefensas unidas de Colombia y de la guerrilla, provenientes de varias regiones del país, que ante la imposibilidad de acceder al gobierno central optaron por acudir a las instancias departamentales, donde obtuvieron créditos para comprar un predio de 270 hectáreas, en el cual adelantan procesos productivos que les abren verdaderos caminos de reintegración a la vida civil, con sostenibilidad económica, frente a la economía regional y como medio de subsistencia para sus familias.
El proceso que inició en 2008, a través del Instituto Financiero de Casanare bajo el liderazgo de la Fundación Fancamipaz que agrupa a desmovilizados de tres grupos armados ilegales con vocación agrícola, tomó forma realmente en 2011 cuando se iniciaron los primeros ejercicios de trabajo agrícola conjunto de preparación de los terrenos y definición de líneas agrícolas.
En marzo de 2013, como resultado del apoyo de la Secretarías de gobierno y Agricultura del Departamento de Casanare, con asistencia profesional interdisciplinaria y técnica, respectivamente, y los trabajos de coordinación de la política pública en asuntos de desmovilización y reintegración, se realizó el establecimiento de 10 hectáreas de piña Gold, que ya se encuentra en producción. Al mismo tiempo, se comenzaron a desarrollar actividades de cuido de ganado en arriendo de potreros, así como la siembra de 7 hectáreas de maíz.
Los líderes del proceso reconocen que no ha sido fácil llegar al lugar de desarrollo que tiene el proyecto, en buena medida porque el gobierno central jamás les prestó atención y por la falta de comprensión de sectores ciudadanos que persisten en el estigma por quienes estuvieron en la guerra pero que están convencidos y demuestran verdadera vocación y convicción frente a procesos de reconciliación reales y evidentes, como éste del que ellos forman parte con evidentes resultados.
En cuanto a su relación con las víctimas del conflicto, la organización afirma que tienen abiertas sus puertas, también, para recibir a las personas a las que se les vulneraron sus derechos a consecuencia del conflicto y que, si así lo desean, permitirles trabajar unidos, como un mecanismo real de reparación y reconciliación.
Destacaron el soporte que han recibido del gobernador Marco Tulio Ruíz, pues fue a través de la voluntad del mandatario que el proyecto se rescató, a través de las secretarías de Gobierno, a cargo de Marlene Gutiérrez Oropeza, y de Agricultura, con Alexi Yesid Duarte, quienes han estado atentos para animar y orientar a este grupo de 100 familias que han demostrado con fervor, convicción y perseverancia que la paz y la reconciliación sí son posibles, no obstante la crudeza del conflicto armado, del cual fueron protagonistas.