ANÁLISIS POLÍTICO Y JUDICIAL / BOGOTÁ, 24 DE OCTUBRE DE 2025
El ministro de Justicia y del Derecho, Luis Eduardo Montealegre Lynett, ha presentado su renuncia irrevocable, desatando una tormenta en el gobierno de Gustavo Petro. La salida del ex fiscal general, que se produce tras una solicitud presidencial, se convierte en una de las rupturas más dramáticas del gabinete, marcada por denuncias de sabotaje interno y ataques frontales a líderes de la oposición.
La renuncia es una carta bomba que no solo confirma su intención de dejar el cargo, sino que profundiza las grietas en el alto gobierno.
El motivo central: ir a la caza del «criminal»
La razón principal esgrimida por Montealegre es su necesidad de obtener «total libertad» para concentrarse en su histórica disputa judicial contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez. El jurista usó términos que escalan el conflicto a un nivel personal y público sin precedentes para un ministro saliente:
«Un hombre que ha sembrado de terror y violencia a nuestro país. Un político vinculado al narcotráfico. No puedo guardar silencio. Necesito total libertad para continuar a la caza de un criminal que anda, y seguirá, por ahora, suelto.»
Con esta terminología, Montealegre abandona la institucionalidad ministerial para dedicarse a lo que él mismo calificó como la persecución de un criminal, reavivando el pulso judicial y político más intenso del país.
Fracturas en Palacio: traidores y enfrentamiento con Benedetti
La renuncia revela un ambiente de alta tensión y desconfianza en el círculo presidencial, con dos puntos de fricción graves:
1. Advertencia de Traición al Presidente
La parte más dramática de la carta es la advertencia directa a Gustavo Petro sobre el riesgo que corre su gobierno:
“Presidente, cuídese mucho: en palacio hay traidores que acechan con dagas peligrosas”.
Esta frase sugiere que Montealegre percibe que el sabotaje a la agenda gubernamental proviene de personas que aún se mantienen en altos cargos de la Casa de Nariño.
2. Choque Frontal con el Procurador (Gregorio Eljach)
Montealegre también señaló al Procurador General de la Nación, Gregorio Eljach, como otra razón de su salida. Afirmó que los procesos disciplinarios iniciados por Eljach en su contra eran “infundados e improcedentes”.
El ahora exministro denunció que esta situación no solo lo afectaba a él, sino que era un mecanismo que genera “miedo” y “autocensura” a todas las personas bajo control disciplinario. Este choque con los órganos de control refleja la dificultad del Gobierno para manejar las fricciones con las cabezas de las entidades judiciales y disciplinarias.
3. El Capítulo cerrado con Benedetti
La renuncia se produce tras un público y sonado enfrentamiento con el ministro del Interior, Armando Benedetti, en el chat privado del gabinete. Montealegre tildó a Benedetti de «fantoche», «tibio» con la Paz Total y lo acusó de «corrupto» y de ser el responsable de filtrar información para desestabilizar la administración. Aunque Petro había llamado a «desescalar» el conflicto, la salida de Montealegre cierra ese capítulo de tensión interna con una victoria para Benedetti, que se mantiene en el cargo.
Montealegre, quien fue la pieza clave para impulsar la idea de la Constituyente, deja el Ministerio en un momento crítico para la agenda de reformas de Petro, optando por una libertad sin ataduras institucionales para concentrarse en su batalla personal más ambiciosa.
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