
La irresponsable aglomeración en época de pandemia tuvo lugar en el municipio de Zona Bananera, en el departamento de Magdalena.
Se trata de un hombre de 76 años, que tenía problemas cardíacos y síntomas asociados al COVID-19. Su entierro, tuvo una serie de irregularidades, pues al fallecido le practicaron las pruebas y las enviaron a Bogotá. Sin embargo, antes de que se conocieran los resultados, el cadáver le fue entregado a sus familiares. Aún sin saber si tenía el virus o no, lo sepultaron en el cementerio del corregimiento de Tucurinca.
Efraín Ortega Parejo, alcalde de la población, dijo que están bastante preocupados porque la clínica no tomó las medidas y el protocolo necesario después de la muerte del ciudadano.
“Sí ya se le estaban haciendo las pruebas del COVID-19, [la clínica] debió permanecer con el cadáver como lo establece el protocolo, y no entregarlo a los familiares”.
Como si fuera poco, Ortega dijo que el entierro del hombre tuvo una asistencia masiva. Como resultado, “hay más de 100 personas en riesgo por el posible contagio del coronavirus”, agregó.
Después del sepelio, se acordonó el sector donde ocurrió y se está tratando de aislar parte del corregimiento de Tucurinca.
El caso venía desde Barranquilla
La Alcaldía del municipio había señalado que la muerte del hombre ocurrió el pasado 5 de abril en Barranquilla. El cuerpo fue llevado hasta el departamento de Magdalena para que fuera enterrado en su pueblo natal. Inicialmente, al hombre tuvieron que llevarlo al municipio por una insuficiencia cardíaca.