BOGOTÁ – La Superintendencia Nacional de Salud (Supersalud) pone fin a una semana de alta rotación de encargados, marcada por la interinidad, al confirmar en propiedad a Bernardo Camacho como su nuevo titular. El nombramiento se produce en medio de fuertes reservas de sectores políticos que alertan sobre posibles conflictos de interés.
La «Ruleta» administrativa
En un periodo de menos de siete días, la dirección de la entidad fue asumida temporalmente por dos viceministros de Salud (Luis Alberto Martínez y Jaime Urrego), tras la salida de Giovanni Rubiano. Finalmente, el Ejecutivo optó por la ratificación de Camacho, cuya hoja de vida ya había sido publicada semanas atrás.
La controversia: de interventor a vigilante
El nombramiento de Camacho ha generado una ola de críticas debido a su historial reciente con la entidad más grande del sistema de salud: la Nueva EPS.
Antes de asumir la Supersalud, Camacho se desempeñó como agente interventor de la Nueva EPS entre noviembre de 2024 y agosto de 2025, un período en el que la aseguradora estuvo intervenida por el Gobierno Nacional.
El congresista Andrés Forero (Representante a la Cámara) fue uno de los más vocales en la oposición, advirtiendo un conflicto de interés directo.
Advertencia de conflicto:
«El cinismo y descaro de Bernardo Camacho, flamante superintendente, no tienen nombre. Fue interventor de Nueva EPS hasta agosto pasado y, a pesar de eso, no declaró que tiene un interés directo al conocer sobre sus propias actuaciones. Pediré a la Procuraduría investigar esta sinvergüencería», señaló Forero en sus redes sociales.
Desafío inmediato
Camacho asume el control de la Superintendencia en un momento crucial, donde la vigilancia sobre las Entidades Promotoras de Salud (EPS) y la administración de los recursos del sistema de salud se ha intensificado. La principal tarea del nuevo superintendente será demostrar la imparcialidad de su gestión, especialmente en cualquier decisión que involucre a la Nueva EPS.
