
El Hospital Itinerante del gobernador César Ortiz Zorro volvió a demostrar que la salud en Casanare no tiene fronteras. Esta vez, el destino fue el resguardo indígena Caño Mochuelo, al norte del departamento, donde médicos y especialistas llegaron tras 14 horas de trayecto bajo la lluvia, cruzando ríos y caminos de trocha, para cumplir con una promesa: llevar atención en salud como un derecho y no como un privilegio.
Allí, entre palmas y sabanas, se vivieron dos intensas jornadas los días 30 y 31 de agosto, en las que se alcanzaron 1.337 atenciones médicas y especializadas. El esfuerzo de la travesía se transformó en consultas de ginecología, pediatría, medicina interna, psicología, nutrición, optometría, odontología, vacunación, laboratorio y entrega de medicamentos.
“Hoy somos referente nacional de Salud en el Territorio. Este es el ejemplo del Hospital Itinerante que llegó hasta el resguardo indígena de Caño Mochuelo. A cada municipio, especialmente al sector rural, estamos llegando con especialistas, cirugías y equipos completos de profesionales. Todo nuestro reconocimiento a quienes hacen posible este trabajo por el bienestar de las comunidades más vulnerables”, expresó el gobernador durante la jornada.
La comunidad recibió además 707 acciones de promoción y prevención, 58 pruebas de tamizaje para Chagas y 107 pruebas de sífilis y VIH, ratificando la integralidad del servicio.
La gestora social Diana Soler acompañó el encuentro con un mensaje cargado de cercanía: juguetes, ropa y zapatos que arrancaron sonrisas en los niños y abrazos agradecidos de las familias indígenas.
Este despliegue fue posible gracias al equipo humano y técnico del Hospital Regional de la Orinoquía, Capresoca, IPSI Caño Mochuelo, Optisalud y Meisel, con la coordinación de la Secretaría de Salud departamental, bajo el liderazgo de Tatiana Chávez, quien resaltó que la humanización de la atención es la esencia de esta estrategia.
Con esta visita, ya son 19 las jornadas cumplidas en distintas regiones del departamento. El Hospital Itinerante seguirá adelante, atravesando trochas y ríos, porque en Casanare la salud viaja hasta donde la necesitan.