Garcero del llano 2025
Yopal, Casanare — En el coliseo 20 de Julio no cabía un alma. El sonido del arpa se mezclaba con el repique del cuatro y el retumbar del zapateo. Así empezó una nueva edición del Festival El Garcero del Llano, una tradición que por más de tres décadas ha encendido el corazón cultural de Casanare y que este año volvió a demostrar que el folclor sigue vivo, vibrante y orgulloso.
Desde tempranas horas, niños, jóvenes y maestros del joropo llegaron con sus trajes impecables, los instrumentos listos y esa emoción que solo despierta la tarima. En cada presentación, el público aplaudía con fervor los versos improvisados, los giros de la danza y las voces que narran las faenas del llano, la fuerza del caballo y el amor por la tierra casanareña.
Durante el acto inaugural, Gladys González Fernández, directora de Cultura y Turismo del departamento, recibió un reconocimiento por su aporte al arte y la tradición. Y como si el alma llanera le hubiera susurrado al oído, volvió a la tarima de donde partió hace años, esta vez con su parejo Audiver Barrera. Entre risas y nostalgia, la cirrampla se adueñó del escenario y el público celebró con ovaciones.
Pero El Garcero no es solo música: es encuentro, gastronomía, poesía y memoria. En sus pasillos se mezclan los aromas del mamona y el guarapo, los colores de las artesanías y las voces que cuentan historias al ritmo del arpa y el maraca.
Cada edición de este festival es un recordatorio de lo que somos: un pueblo que canta mientras trabaja, que baila mientras resiste y que jamás olvida su raíz llanera.
Porque en Yopal, cuando suena el arpa y el zapateo retumba, no hay invierno que apague el fuego del Garcero del Llano.




