
El Charrascal, Robinson Macías
En el corazón de Casanare, donde el fuego se enciende con leña y la sazón se hereda como apellido, nació El Charrascal, una marca que ha hecho del cerdo criollo una joya gastronómica. Hoy su nombre resuena en escenarios nacionales, demostrando que el sabor llanero también puede servirse en copa de vino y mantel fino, sin perder su raíz de sabana.
Del corral al mantel: el arte de transformar el cerdo criollo
El Charrascal no cocina, cuenta historias con aroma a humo y tradición. Su maestro, el chef Robinson Macías, ha logrado lo que pocos: tomar la rusticidad del cerdo criollo y elevarla al rango de arte culinario. En la Mesa de los Santos, durante el Primer Encuentro Nacional de Porcicultores de Razas Criollas, habló con la misma pasión con la que corta jamón: “Llevamos el nombre de Casanare y de nuestra tradición llanera a los grandes escenarios”.
Allí, entre expertos, campesinos y cocineros, El Charrascal compartió su experiencia como pionero en Colombia en la transformación del cerdo criollo. Su jamón madurado, el guanciale y su charcutería artesanal fueron el mejor ejemplo de que lo nuestro, cuando se hace con rigor y amor, no tiene nada que envidiarle a ningún producto europeo.

De los llanos a la alta cocina
Días después, el sabor criollo volvió a deleitar, esta vez en Villa de Leyva, durante la celebración del Día Internacional de la Paella. En medio de música, vino y mesas repletas de curiosos, el jamón lacón criollo de El Charrascal se robó el show. Un manjar que combina la paciencia del llano, la ciencia de la maduración y el alma del que sabe que cada bocado puede contar una historia.
Entre los asistentes, los elogios no se hicieron esperar. Algunos decían que jamás habían probado un jamón tan “vivo”, tan lleno de territorio. Otros, simplemente cerraban los ojos y asentían, dejando que el ahumado les contara el resto.

El lujo también se escribe con raíces
Con casi tres décadas de tradición familiar, El Charrascal ha pasado de ser una empresa artesanal a convertirse en un emblema nacional. Sus productos —jamón criollo, costillas asadas, guanciale y embutidos curados— son más que comida: son identidad, son memoria, son orgullo llanero hecho sabor.
Su filosofía es simple y poderosa: “El lujo también se escribe con raíces.” Cada lonja, cada corte, es una reverencia al campo, al productor, al fuego lento que enseña que lo auténtico no se apura.

El futuro sabe a Casanare
El camino sigue abierto. El Charrascal continuará participando en ferias nacionales e internacionales, tejiendo alianzas y llevando el nombre de Casanare a los menús más exigentes del país. Porque en cada corte de jamón, en cada aroma que sale del ahumador, hay una promesa que se cumple: el llano también puede ser gourmet, sin dejar de ser llano.
📸 Fotos: Cortesía El Charrascal
✍️ Redacción: Especial Las Chivas del Llano