
Gustavo Petro
La nueva reforma tributaria radicada por el Gobierno en el Congreso de la República no es solo un ajuste fiscal; es una propuesta con un claro enfoque político y social. A diferencia de iniciativas anteriores, esta reforma busca una recaudación selectiva, afectando principalmente a los sectores de mayores ingresos y a actividades que, según el Gobierno, generan un impacto negativo en el país, como la contaminación.
Los Pilares de la Reforma
La propuesta se sustenta en tres pilares principales:
- Justicia Social y Distribución de la Riqueza: La reforma se enfoca en que los más ricos paguen más. Esto se refleja en el aumento de impuestos a los dividendos, a las herencias y a los patrimonios. La idea detrás de esto es reducir la desigualdad y financiar programas sociales para los sectores más vulnerables.
- Sostenibilidad Fiscal y del Medio Ambiente: El Gobierno busca una recaudación de $26.3 billones de pesos para garantizar el financiamiento de proyectos estatales y reducir el déficit fiscal. Además, la reforma incluye impuestos a actividades contaminantes, como el uso de vehículos que no son eléctricos, con el fin de promover la transición hacia una economía más sostenible.
- Lucha contra la Evasión y la Elusión Fiscal: La iniciativa también propone medidas para combatir la evasión de impuestos, especialmente en sectores como los juegos de azar y las grandes empresas que, a través de fusiones y otros mecanismos, han logrado eludir el pago de tributos.
El Debate: ¿Quién Paga la Cuenta?
El análisis de la reforma ha generado una fuerte controversia. El Gobierno defiende que no afectará a la clase media ni a los más pobres. Sin embargo, congresistas de la oposición han advertido que el impacto podría ser mucho más amplio de lo que se plantea.
- Argumento del Gobierno: La reforma busca que la mayor carga recaiga sobre sectores como el financiero y los grandes capitales. Se defiende como una medida de equidad.
- Argumento de la Oposición: Las críticas se centran en que, indirectamente, los nuevos impuestos podrían terminar trasladándose a los consumidores, afectando el bolsillo de la población general. También cuestionan la viabilidad política de la reforma, especialmente en un año electoral.
En conclusión, la nueva reforma tributaria no es solo un tema de números y finanzas, sino un reflejo del debate ideológico y político actual en Colombia, con propuestas que buscan reconfigurar el panorama económico del país en los próximos años.