El águila arpía, una de las aves rapaces más grandes del mundo, se encuentra amenazada de extinción, por lo que para revertir la situación biólogos y militares trabajan en alianza para proteger este animal en Colombia.
En la localidad colombiana de Cota, a unos 15 kilómetros al norte de Bogotá, un grupo de cuatro águilas arpía, dos hembras y dos machos, reciben una segunda oportunidad tras haber sido víctimas de múltiples heridas por armas de fuego de cazadores.
Este imponente animal, la mayor de las águilas del hemisferio occidental, está en la cúspide de la cadena alimenticia, habita las selvas húmedas del continente americano, desde México hasta el norte de Argentina, y desde hace más de una década el Bioparque La Reserva, junto con la Fuerza Aeroespacial de Colombia (FAC), trabajan para salvarlas de la extinción con un programa de reproducción en cautiverio.
“Terminamos realizando un convenio de conservación con el Bioparque La Reserva para iniciar todo un proceso de conservación del águila arpía y empezar un proceso de recuperación de la especie con cuatro ejemplares que tenemos en este momento y empezar toda una estrategia de conservación como fuerza aérea”, dijo a la Voz de América, Daniel Hernández, mayor de la Fuerza Aeroespacial de Colombia, de la que el águila arpía es considera su ave insignia.
“El águila arpía tiene muchas cualidades que tienen mucho parecido con nuestras aeronaves, sobre todo con el helicóptero arpía; a raíz de eso, ese es el significado que nosotros le damos al águila como el significado institucional”, apuntó Hernández.
Dado que estos cuatro ejemplares no podrán volver a surcar los cielos, esperan poder juntar a la primera pareja cuando inicie su etapa reproductiva en un ambiente similar al de su hábitat natural con un único propósito, que puedan tener un polluelo que podría ser liberado en un futuro en zonas protegidas.
“La idea es buscar la reproducción por primera vez en Colombia de esta ave y entregarle a las autoridades ambientales del país la información detallada sobre cómo se pueden reproducir para aumentar las posibilidades de tener más parejas”, señaló a la VOA, Iván Lozano, cofundador Bioparque La Reserva.
El área de caza de esta poderosa águila puede llegar a abarcar más de 50 kilómetros cuadrados. En su dieta se encuentran osos perezosos, monos, coatíes, iguanas y serpientes. Sin embargo, gran parte de su hábitat ha ido desapareciendo por la tala indiscriminada y la invasión humana; por esta razón, el programa de conservación también incluye programas de educación con las comunidades donde el ave tiene presencia.
“Nosotros tenemos una responsabilidad; salvaguardas estas especies porque es una especie carismática que llama la atención y la historia quiere ser oída por miles y miles de personas, la historia de la destrucción de su hábitat, la historia de la persecución de los individuos por creencias y por falta de información de la especie, lo que queremos básicamente es cambiar la historia a una que cree vida”, dice Lozano a la VOA.
En ese orden, Lozano indicó que es necesario seguir sensibilizando sobre la protección y conservación del águila arpía por la “importancia de mantener el águila en la selva, porque tenemos muchísimos problemas en la conservación, teniendo en cuenta que solamente vive en este tipo de selva húmeda”.
El águila harpía está considerada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), como una especie “casi amenazada”. Es un ave monógama y solo se reproduce cada dos o tres años, con un solo polluelo por etapa de apareamiento, por lo que dar seguimiento a la especie y conocer al detalle su comportamiento es el objetivo primordial para que su futuro pueda ser prometedor.
“Son animales que se toman mucho tiempo para reproducir y elegir pareja y para criar entonces el número de individuos que se está añadiendo a la población en la vida silvestre es muy reducido entonces cada vez que alguien acaba con la vida de un águila adulta acaba con el pichón que estaban criando entonces la idea nuestra es revertir ese problema con animales que se puedan reproducir bajo nuestro cuidado y empezar a repoblar”, concluyó Lozano.
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