La fortuna del presidente y los escogidos hasta ahora para gobernar suman 11 mil millones y llegan con la mentalidad de que la plata y los intereses de EE.UU. mandan
Por: Enrique Trheebilcock Olmos
Es uno de los nombramientos que más preocupación ha causado, especialmente entre los ambientalistas. El nuevo director de la Agencia Estadounidense de Protección Ambiental se desempeñaba como fiscal del estado petrolero de Oklahoma desde donde ha escandalizado al mundo por sus afirmaciones negando la existencia del fenómeno del cambio climático. Tiene en curso por lo menos siete demandas contra la agencia que ahora dirigirá, buscando tumbar las medidas del gobierno Obama para promover energías verdes y limpias para reemplazar los combustibles fósiles. Ha sido un abierto defensor del sector privado petrolero. Se comenta sarcásticamente que este es el hombre que hará temblar la Casa Blanca; las agresivas prácticas de extracción de petróleo y gas en Oklahoma que apoya Pruitt han causado que este estado haya vivido por lo menos 907 temblores en el último año según estudios técnicos locales.
Fiscal General – Jeff Sessions: El próximo Fiscal General de Estados Unidos, el hombre que estará a la cabeza del Departamento de Justicia, carga con acusaciones de racismo. Inclusive, durante el gobierno de Ronald Reagan, en 1986 perdió un cargo como juez federal del estado de Alabama por unas grabaciones donde hacía comentarios racistas. El hombre llamó a un abogado blanco que defendía a un niño afroamericano “una desgracia para su raza”. Sessions también se ha opuesto a cualquier tipo de inmigración. Es detractor de las visas para la ciencia, las matemáticas y la alta investigación, además que desde el senado se ha opuesto a cualquier propuesta que implique beneficios para indocumentados en Estados Unidos. También se ha opuesto al matrimonio homosexual, apoya la pena de muerte y ha negado el cambio climático. Sin duda alguna será una ficha clave en la administración Trump pues fue de los primeros políticos en apoyar su polémico muro en la frontera con México.
Consejero Presidencial y Jefe de Estrategia de la Casa Blanca – Steve Bannon: En 1996 fue detenido por violencia doméstica denunciado por su ex esposa. La mujer dijo que Bannon la amenazó a ella y a sus hijos si aparecía a declarar en la corte. Finalmente fue puesto en libertado porque los cargos fueron retirados y la acusación se sumó a un largo historial similar en la hoja de vida de uno de los hombres que le hablará al oído al presidente de la primera potencia mundial. Desde agosto era la cabeza de la campaña presidencial y ya fue nombrado Jefe de Estrategia de la Casa Blanca. Antes de vincularse a la campaña de Trump, Bannon dirigía el sitio Breitbartnews.com que era considerado el espacio de difusión de ideas de la extrema derecha representada en hombres blancos estadounidenses radicales, como la mayoría que hizo ganar a Trump. Solo hay que analizar algunos de los titulares del portal para hacerse una idea del pensamiento de Bannon. El sitio hacía videos preguntando a parejas si preferían que una hija tuviese cáncer o fuese feminista o comparando el trabajo de la organización Planned Parenthood, en favor de la planificación, con el holocausto.
Consejero de Seguridad Nacional – Michael Flynn: La islamofobia es la principal mancha en el historial del hombre que Trump quiere poner como Consejero de Seguridad Nacional. A diferencia del presidente electo, Flynn tiene amplia experiencia en asuntos de estado. Es un teniente general retirado de 57 años que hizo carrera hasta llegar al cargo más alto de la inteligencia militar norteamericana como director de la Agencia de Inteligencia de Defensa, nombrado por Barack Obama. Dos años después debió dejar el cargo por controvertidas opiniones sobre el islam. Al igual que Trump es muy activo en twitter y cada trino puede ser noticia. Desde su cuenta justifica el miedo hacia el islam, cataloga la militancia islamista como una amenaza global y asegura que después de que Mosul sea libera Estados Unidos será atacado por el Estado Islámico. Flynn ocuparía el cargo más importante en asuntos de seguridad estatal y se convertiría en uno de los hombres con más poder en el gobierno estadounidense, influyendo sobre el pentágono, la CIA y el Departamento de Estado.
Secretario de Trabajo – Andrew Puzder: El nominado para Secretario de Trabajo se opone al aumento de salario mínimo de nueve dólares, a un mejor pago de horas extras y al Obamacare, que amplió el acceso a la salud en Estados Unidos sin aumentar gastos. Según dice, son políticas que amplían el gasto del empleador y que hacen que se dependa más de la tecnología automatizada lo cual causa la pérdida de empleos. No tiene experiencia en el sector público pero es el gerente de CKE Holdings, empresa que gestiona más de 3.000 locales de comida rápida en el mundo. La compañía ha sido acusada de varias violaciones laborales y por usar publicidad sexista. El californiano fue uno de los primeros donantes de la campaña Trump.
Además de estos seis, en el gabinete también hay personajes como el ex gobernador de Texas Rick Perry, que había propuesto cerrar el departamento de energía que ahora dirigirá, o la multimillonaria Betsy Devos como secretaria de educación, que se mostraba partidaria de cerrar las escuelas públicas para financiar las privadas. Todos los escogidos hasta el momento cumplen el requisito advertido por Trump: ser exitosos en su historia de empresarios o directivos de grandes compañías. Además, comparten sus promesas de campaña, así estas vayan en contravía de los intereses globales. El tema ambiental choca frontalmente con los Acuerdos de París, dirigidos al compromiso internacional de reducir la emisión de CO2. Cada país firmante, incluido Estados Unidos, había adquirido compromisos concretos. Día tras día, el gobierno de Donald Trump abre nuevos interrogantes.