Tropas israelíes siguen inmersas en fuertes combates terrestres con milicianos palestinos en Ciudad de Gaza y sus alrededores, más de seis semanas después de que los soldados invadieron el norte del enclave.
Israel anunció este miércoles la mayor cantidad bajas en combate en más de un mes tras una emboscada en la Franja de Gaza, y afrontaba un creciente aislamiento diplomático a medida que aumentan las muertes de civiles y se agrava la catástrofe humanitaria en el territorio palestino.
Israel informó la muerte de 10 soldados en las últimas 24 horas, entre ellos un coronel al mando de una base avanzada y un teniente coronel al mando de un regimiento. Ha sido la pérdida más alta en un día desde los 15 muertos del 31 de octubre.
Se reportaron intensos combates tanto en el norte como en el sur de Gaza, un día después de que Naciones Unidas exigió un alto el fuego humanitario inmediato.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró que los bombardeos «indiscriminados» de Israel contra civiles le están quitando apoyo internacional, pero el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo que el Ejército seguiría luchando a pesar de la presión internacional a favor de un alto el fuego.
«Continuaremos hasta el final, hasta la victoria, hasta que Hamás sea aniquilado», dijo por radio a los soldados en Gaza. «Nada nos detendrá».
La mayoría de las muertes ocurrieron en el distrito de Shejaiya de la Ciudad de Gaza, en el norte, cuando una unidad de infantería que perseguía a hombres armados de Hamás entró en un edificio y perdió el contacto con la base de retaguardia. Cuando otra unidad fue enviada tras ellos, estallaron bombas en el edificio y hombres armados abrieron fuego, dijo el Ejército.
Hamás afirmó que el incidente demostraba que las fuerzas israelíes nunca podrían someter a Gaza: «Decimos a los sionistas que sus fracasados dirigentes no tienen ninguna consideración por las vidas de sus soldados».
Sufrimiento en el sur
Cientos de miles de personas han acatado las órdenes israelíes de huir al sur de Gaza desde que comenzó la guerra, pero esa región también ha sufrido reiterados bombardeos.
El sistema de salud y las operaciones humanitarias han colapsado en gran parte del territorio debido a los combates y al bloqueo israelí sobre la Franja de Gaza, y los cooperantes han advertido de hambruna y expansión de enfermedades entre los desplazados que se cobijan en refugios y campamentos de carpas abarrotados.
Los chaparrones de la noche inundaron los campamentos de carpas en lugares como la zona sureña de Muwasi, un tramo de costa árida donde Israel ha dicho a la gente que busque refugio.
Los ataques israelíes nocturnos golpearon dos edificios residenciales en Jan Yunis, en el sur, donde fuerzas terrestres israelíes han iniciado una nueva línea de ataque este mes.
El ejército no suele hacer comentarios sobre ataques concretos. Israel dice que intenta evitar el daño a los civiles y culpa a Hamás de la alta cifra de muertos porque oculta combatientes, túneles y armas en zonas residenciales.
En Israel, la atención sigue centrada en las atrocidades ocurridas el 7 de octubre, cuando fueron asesinadas más de 1.200 personas, la mayoría civiles, y unas 240 fueron tomadas como rehenes. En torno a la mitad de ellos siguen cautivos. Ha habido poca cobertura mediática o debate público sobre las penurias de los civiles en Gaza.
La indignación internacional ha seguido creciente. La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el martes una resolución que pedía un cese el fuego humanitario por 153 votos a favor, 10 en contra y 23 abstenciones. La votación no vinculante era principalmente simbólica, pero servía de indicador de la opinión global. Ninguna de las grandes potencias se sumó a Israel y Estados Unidos en su oposición.
[Con información de AP y Reuters]
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