
Las llamas devoraron en minutos lo que a muchas familias les tomó años construir. La madrugada del 22 de marzo, el sector Mi Nueva Esperanza de Yopal se convirtió en un infierno. Diecisiete viviendas fueron reducidas a cenizas, dejando a 22 familias sin techo y con el alma en vilo. Pero en medio del desastre, el espíritu solidario de Casanare se encendió más fuerte que el fuego.
Desde el primer instante, el Sistema de Gestión del Riesgo de Desastres, bajo el liderazgo del gobernador César Ortiz Zorro y el alcalde Marco Tulio Ruiz, activó una respuesta inmediata. Bomberos controlaron las llamas antes de que el desastre se expandiera. A la par, las autoridades caracterizaron a los afectados, evaluaron los daños y coordinaron acciones urgentes desde un Puesto de Mando Unificado.
Las ayudas no se hicieron esperar. En menos de 24 horas, cada familia recibió láminas de zinc, mercados, kits de aseo y de cama. Para quienes lo perdieron todo, se levantó un refugio temporal, brindando un techo improvisado pero necesario. Los desayunos y almuerzos comunitarios se convirtieron en un espacio de apoyo y aliento para quienes veían sus sueños reducidos a cenizas.
La comunidad se movilizó con la campaña «Renace la Esperanza», logrando reunir donaciones de ropa, calzado, utensilios de cocina, kits escolares y material de construcción. Además, dos volquetas removieron los escombros, despejando el camino para la reconstrucción.
Mientras tanto, la justicia avanzó y el responsable del incendio fue capturado. A la par, brigadas médicas atendieron a los damnificados con apoyo psicológico, salud oral y atención de enfermería. Pero el apoyo no se limitó a lo material: jornadas de esparcimiento para niños y adultos mayores devolvieron sonrisas entre la incertidumbre.
Con la fuerza de quienes se rehúsan a rendirse, las familias han comenzado a reconstruir sus hogares, esta vez con ladrillos en lugar de madera. «Antes teníamos casas de tabla, hoy estamos levantando muros de bloque. Antes comíamos en platos de pasta, ahora en porcelana», dice Javier Pérez, líder del asentamiento, viendo cómo la tragedia se transformó en una oportunidad.
En este rincón de Yopal, donde el fuego quiso arrebatarlo todo, Casanare demostró que la esperanza siempre renace cuando la solidaridad se convierte en acción.