Efrén Hernández, Oscar Wilchez, Miguel Ángel Pérez, Mauricio Jiménez, Henry Montes, Leonel Torres, Nelson Mariño, Whitman Porras, William Pérez, Raúl Flórez, Aleyder Castañeda, John Jairo Torres, Raúl Cabrera, Jorge López, Braulio Castelblanco, Wilman Celemín…A quienes no evoco, ilustres también como los anteriores, les pido un millón de disculpas por tan grosero olvido.
Este cuadro de exgobernadores y exalcaldes del departamento no es propiamente de honor. Son personajes del pasado cercano de Casanare. Personajes cuya vida pública, obra y milagros han quedado imborrables en la mente de los casanareños. Indelebles y con enormes manchas negras, en cuanto a lo que fue su honestidad cuando ejercieron sus cargos.
Además de las, digamos, obligatorias investigaciones de responsabilidad fiscal que emprende la Contraloría a quienes manipulen recursos públicos y las disciplinarias que inicia la Procuraduría, la gran mayoría de esta lista ha ido a parar a la cárcel, por cuenta de sendos procesos penales actuados por la Fiscalía. Con sus culpas, disculpas, negaciones, huesos, piel y carne. Ya sea por su relación “non santa” con grupos paramilitares, por sus vínculos con narcotraficantes y por la infaltable corrupción que, como dije en otra columna, es la verdadera Secretaría estrella de todas los gobiernos. Corrupción, desde luego, que se constituye en común denominador: cuando un gobernante se amanceba con paracos, terroristas –que eufemísticamente llaman guerrilleros-, narcotraficantes, contratistas…es para robarse lo público. ¡Simple!
Algunas de estas eminencias aún están en la cárcel pagando sus delitos: William Pérez, Nelson Mariño, Whitman Porras. De otros célebres, largos años después de haber sido encausados penalmente, no se conoce su paradero. Es el caso de los exalcaldes de Aguazul Mauricio “el patón” Jiménez y Leonel Torres, acusados de tener relaciones delictivas con los paramilitares. Varios ya salieron de la cárcel: Efrén Hernández, Oscar Wilchez, Miguel Ángel Pérez, Wilman Celemín, John Jairo Torres. En el caso de Wilchez fue por vencimiento de términos, por lo que está a la espera de que se le resuelva su situación. Hernández igualmente tiene pendientes por resolver ante la ley.
El exgobernador Raúl Flórez, es otra joyita que se ganó varias medallas de oro. Todas por corrupción. La Contraloría lo condenó a pagar 5.600 millones de pesos por irregularidades en la construcción del Hospital Regional de la Orinoquia, HORO y la dotación del mobiliario y los equipos biomédicos. En 2015 también fue condenado a responder por 11.200 millones de pesos por el detrimento patrimonial causado por Flórez, al invertir dineros de regalías petroleras en los llamados títulos yankees. Y hace 2 años fue sentenciado a pagar más de 4 mil millones de pesos por la corrupción de la Asociación Luna Roja, en proyectos de vivienda de interés social para Yopal, El Morro, Aguazul, Trinidad, Nunchía y Monterrey. ¡Ni una sola casa se construyó! En la corruptela de las viviendas lo acompañó Luis Carlos Aponte, su Secretario de Planeación Departamental. A éste se lo sigue viendo no sólo en las iglesias cristianas predicando sobre virtudes humanas, honestidad y rectitud espiritual, sino en eventos sociales públicos y privados.
Recientemente se supo que famosos patriotas como Efrén Hernández, Mauricio “el patón” Jiménez, Aleyder Castañeda, Henry Montes y William Pérez están “pidiendo canoa” ante la Justicia Especial para la Paz, JEP. Si los aceptan en esa jurisdicción penal, dicen ellos que cantarán todo lo que saben sobre sus amores con los paracos y repararán a sus víctimas, pero a cambio de que se les trate con mayor benevolencia.
Este rápido repaso nos muestra, sin equívocos, que la reciente historia política de Casanare da vergüenza. Algunos me dicen: “…pero es que fulano, zutano y melgarejo construyeron tales obras…emprendieron este proyecto…fueron unos verracos…”. ¡No es así. Es bellaco querer tapar los delitos con obras!. Primero, es un honor y una altísima responsabilidad ser elegido por el pueblo como alcalde o gobernador. Segundo, un gobernante jamás debería robarse un solo dólar del erario. Y tercero, es una elemental obligación ética y constitucional hacer obras para el desarrollo de las regiones y el bienestar de la gente.
Si con todo y los miles de millones que los gobernantes corruptos se han robado de las arcas de Casanare en las últimas tres décadas, el departamento ha progresado en muchos aspectos ¿cómo estaría la región si los delincuentes de cuello blanco no hubieran metido sus sucias conciencias y manos en los recursos de todos? Piénselo por un instante: ha las billeteras y cuentas bancarias de esos delincuentes han ido a parar más de 3 billones de pesos.
Van y vienen gobernantes, pero esta historia tristemente se sigue repitiendo. En Casanare y en todo el país. Pareciera que esa enfermedad llamada corrupción está enquistada en el alma más que en el cuerpo. Es un mal genético que con el que nace la humanidad. Una forma y estilo de vida que sigue haciendo carrera, condenando al subdesarrollo a millones de ciudadanos. Es que mientras existan esos que insisten en defender a los corruptos, tratándolos como superhéroes por uno que otro puente, o una que otra escuela, o una que otra carretera que construyan, pues simplemente seguiremos en la misma dirección. Insisto: debería crearse, en todas las municipalidades y gobernaciones, la Secretaría de la Corrupción. A ver si legalizándola y aplicándola a niveles sensatos, se puede controlar un poco. Lo dijo el filósofo expresidente Julio Cesar Turbay. Digo yo.
Oscar Medina Gómez / Periodista