
Mire su merced, cumplir 30 años no es cualquier cosa, y mucho menos cuando se habla de formar jóvenes con verraquera y visión empresarial. Así celebró la Cooperativa Coolíderes tres décadas de historia, transformaciones y aprendizajes al servicio de los estudiantes del programa de Administración de Empresas de la UPTC, en la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas.
La conmemoración arrancó con una feria empresarial llena de creatividad y emprendimiento, gracias al apoyo de la Unidad de Emprendimiento de la sede central. Los muchachos pusieron el alma para mostrar productos de gastronomía, artesanías, accesorios y creaciones con insumos naturales, demostrando que la teoría, cuando se vive, florece. También hubo renovación de la marca del “Estar de la U”, y un recorrido por la historia de la cooperativa, contado en fotos, anécdotas y testimonios de quienes han sido parte de este sueño colectivo.
🪕 Como dice el dicho: “no se aprende solo con libros, también con el camino andado”. Y eso fue lo que pensó el profesor Henry Bernal, quien con su grupo de investigación «Laboratorio de Empresa», se animó a crear este espacio para que los estudiantes se enfrentaran a la vida real desde las aulas. Así nació Coolíderes, bajo el Acuerdo 108 de 1994, con el apoyo de tres estudiantes pioneros, entre ellos Jefferson Arias, hoy rector de la Universidad Minuto de Dios en Bogotá.
Este laboratorio, único en su tipo en Colombia, no solo enseña a llevar libros contables y nóminas, sino que forma líderes con visión social, capaces de entender el mundo desde la empresa y la comunidad.
El profesor Norlando Sánchez, director de la Escuela de Administración, resaltó que este programa es el único en el país que cuenta con un laboratorio empresarial reconocido por el Ministerio de Educación y acreditado por EQUAA, una entidad internacional que pone el sello a lo bien hecho.
Por su parte, Daniel Quintero, actual gerente de Coolíderes y estudiante de la UPTC, destacó el cambio de imagen del Estar de la U como símbolo de renovación, inclusión y continuidad para nuevas generaciones.
Así, como en los buenos cultivos, esta cooperativa ha echado raíces fuertes y sigue dando frutos. Porque en Boyacá se enseña con corazón, se aprende con las manos y se sueña en comunidad.