
En las montañas de Támara, donde el aire huele a café recién colado y esperanza campesina, Casanare empezó a escribir una nueva página en su historia cafetera. La Gobernación, bajo la mirada del gobernador César Ortiz Zorro, decidió priorizar esta cadena dentro del plan de agroindustrialización del departamento.
La razón es sencilla, pero contundente: nuestros caficultores no pueden seguir tostando el grano en equipos viejos ni perdiendo oportunidades por falta de tecnología. En municipios como Támara, Nunchía, Sácama, La Salina y Yopal, las plantas de transformación del café apenas sobreviven, y en algunos casos, ni existen.
Una planta para soñar en grande
Por eso, el Gobierno departamental, con recursos del Sistema General de Regalías, aprobó los estudios y diseños para la nueva planta procesadora de café, un proyecto que promete darle vida moderna a un oficio que lleva siglos perfumando la tierra casanareña.
Hace unos días, el director de Desarrollo Rural, Cristian Cifuentes, llegó hasta la Cooperativa de Caficultores de Támara junto al equipo consultor. Allí, entre tuestes apagados y máquinas cansadas, revisaron los equipos, las instalaciones y los sueños de los caficultores.
La conclusión fue clara: se necesita una planta moderna, con tecnología que permita competir en los mercados más exigentes del país y del mundo.
Un café con sello casanareño
El secretario de Agricultura, Alexi Duarte, lo resumió sin rodeos:
“Esta planta no solo transformará el grano, también fortalecerá las marcas propias de nuestros cafés especiales y nos pondrá a hablar de tú a tú con las grandes regiones cafeteras del país”.
Y es que más allá de las cifras, lo que se está construyendo es un nuevo orgullo para el campo casanareño. Un futuro donde los granos que hoy se tuestan en pequeñas fincas puedan convertirse en productos de exportación, con sello local y sabor a trabajo limpio.