
En tierra de hatos y sabanas, donde el mugido del ganado se mezcla con el canto del viento, Casanare empieza a criar no solo reses, sino conocimiento. Por directriz del gobernador César Ortiz Zorro, la Secretaría de Agricultura dio el primer paso para hacer realidad un sueño grande: el Centro de Biotecnologías Reproductivas Bovinas, un espacio donde la ciencia y el campo se den la mano.
Ciencia con aroma a pasto y tierra caliente
El proyecto arranca con un estudio de prefactibilidad, a cargo de un grupo de profesionales que afinan los detalles técnicos y operativos de lo que será un centro pionero en investigación y transferencia genética.
Allí, entre microscopios y botas pantaneras, se quiere fortalecer la ganadería casanareña con tecnología de punta y saber local.
Los ganaderos y académicos dicen “presente”
En la socialización del estudio se reunieron productores, gremios, académicos y autoridades que compartieron una misma visión: el futuro del campo se escribe con ciencia. Todos coincidieron en que fortalecer la genética y abrirle paso a las biotecnologías no es un lujo, sino una necesidad para mejorar la productividad y la calidad de la carne que sale de estas tierras.
Un paso hacia la exportación
El secretario de Agricultura, Alexi Duarte, explicó que esta apuesta está ligada a un sueño mayor: que Casanare deje de vender solo ganado y empiece a exportar carne con sello de calidad, fruto del conocimiento y la innovación.
Además, el proyecto abre puertas a jóvenes profesionales, especialmente de la Universidad Unitrópico, que aportan su talento para diseñar este nuevo centro.
El campo que piensa y progresa
El futuro Centro de Biotecnologías Reproductivas Bovinas será un lugar para investigar, aprender y mejorar, pero sobre todo, para demostrar que en Casanare el progreso no solo se ara, también se estudia y se comparte.